El equilibrio en el presupuesto de México para 2020 depende en parte de que Petróleos Mexicanos (Pemex) aumente la producción en aproximadamente un 17 por ciento, algo que el país no ha logrado en casi cuatro décadas.
Se espera que la petrolera estatal aumente su producción promedio a 1.951 millones de barriles diarios en 2020, de acuerdo con el plan presupuestario del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el cual fue entregado al Congreso el domingo.
Este aumento, que tiene como parámetro los 1.671 millones de barriles diarios producidos en julio, significa que Pemex tendría que revertir casi 15 años consecutivos en caídas de producción.
De hecho, la última vez que Pemex logró alcanzar un crecimiento porcentual de la magnitud que prevé el Gobierno de López Obrador fue en 1982, después del inicio de Cantarell, un pozo gigante en la Bahía de Campeche que impulsó la producción de petróleo en México durante décadas y que ahora está casi agotado.
La administración federal dijo que el pronóstico es realista porque Pemex ya logró estabilizar su declive y porque apenas hace dos años estaba produciendo alrededor de 2 millones de barriles diarios. La propuesta incluye 86 mil millones de pesos para ayudar a la petrolera a través de exenciones de impuestos y otras medidas.
El Paquete Económico 2020 es el primero que López Obrador envía al Congreso con su sello completo. El Gobierno tuvo solo dos semanas para preparar el presupuesto de este año después de que asumió el cargo en diciembre de 2018, lo que también dejó al Congreso con poco tiempo para debatirlo.
La Cámara de Diputados tiene hasta el 20 de octubre para aprobar la ley de ingresos, que luego debe ser aprobada por el Senado antes del 31 de octubre. El presupuesto de egresos, que solo necesita la aprobación de la Cámara baja, debe aprobarse máximo el 15 de noviembre.
El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, señaló en la conferencia mañanera de este lunes que la razón por la que proyecta que la producción de petróleo se recuperará ampliamente es porque, después de caer durante años, "esa tendencia se ha detenido, los recursos están aumentando y estamos agregando fondos por 86 mil millones de pesos".
Sin embargo, los analistas advierten que la estimación es demasiado optimista y corre el riesgo de un déficit en los ingresos del próximo año.
"El objetivo de producción es altamente optimista dada la madurez de la cartera de Pemex y el riesgo de ejecución de sus nuevos desarrollos de campo", asegura Pablo Medina, vicepresidente de Welligence Energy Analytics en Houston.
Los ingresos petroleros representaron alrededor de 16 por ciento de los ingresos del Gobierno federal en el segundo trimestre de 2019, según datos de la Secretaría de Hacienda. Eso es bajo en comparación con más del 30 por ciento al comienzo de la presidencia de Enrique Peña Nieto, antes de una revisión de impuestos y una aceleración en la caída de la producción.
"El riesgo es que el ingreso del petróleo esté por debajo de las expectativas, de una manera muy similar a lo que está sucediendo en lo que va del año", afirma Juan Carlos Alderete, economista de Banorte.
"Se implementarían recortes de gastos adicionales antes de aumentar la deuda, por lo que el arrastre al PIB que hemos visto en lo que va del año podría extenderse aun más, particularmente en lo que respecta a las inversiones públicas".
Costaría unos 4 mil millones de dólares en ingresos, aproximadamente 0.3 por ciento del PIB, si México no aumenta la producción respecto a los niveles actuales, destacó el economista jefe de Barclays, Marco Oviedo. El presupuesto pronostica un déficit total de 2.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y un superávit primario que excluye los pagos de intereses de la deuda, equivalentes al 0.7 por ciento.
El mes pasado, BBVA estimó que Pemex necesitaría una inversión privada adicional de 20 mil millones de dólares cada año, además del paquete de rescate del Gobierno compuesto de exenciones impositivas incrementales e inyecciones de efectivo, el cual no ha impresionado a los inversionistas.
Una preocupación considerable es que la refinería Dos Bocas –un proyecto de 8 mil millones de dólares gestionado por Pemex– pueda distraer a la compañía de su negocio principal de perforación, ahora que la producción de petróleo se ha reducido a la mitad desde un máximo en 2004 y su deuda ha aumentado a 104 mil 400 millones de dólares, la más alta entre todas las compañías petroleras del mundo.
Pemex ha dicho que no aumentará la deuda nueva este año o el próximo. Se arriesga a una segunda rebaja de calificación, después de que Fitch Ratings redujera sus bonos a basura en junio.
"Si Pemex no cumpliera el objetivo, el gobierno tendría que ajustar el plan fiscal para el año", explica Ociel Hernández, economista de BBVA. "Dependiendo del precio promedio del petróleo, los ingresos de la petrolera caerían y, por lo tanto, los riesgos de rebajas persistirían".
La producción de petróleo no es el único supuesto en el presupuesto que algunos observadores consideran demasiado optimista. También pronostica que el país crecerá entre 1.5 y 2.5 por ciento el próximo año.
Analistas en una encuesta de Bloomberg ven una expansión promedio de 1.5 por ciento y ninguno espera que el crecimiento supere el 1.9 por ciento, que también fue el pronóstico del Fondo Monetario Internacional en julio.