La política energética implementada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha estado marcada por claroscuros, aunque estos se acercan más hacia el lado negativo que positivo, coincidieron especialistas de la industria.
"No podemos decir que la política ha sido completamente un desastre...pero sí es verdad que no han podido lograr mucho", indicó Duncan Wood, director del Wilson's Center Institute México, vía telefónica desde Washington.
Lo que más preocupa al sector son las señales negativas que el gobierno ha dado, sobre todo a inversionistas extranjeros.
"El interés por parte de compañías internacionales en el sector ha venido disminuyendo considerablemente", explicó Eduardo Arcos, analista para México de la consultora Control Risks.
La cancelación de las subastas eléctricas, de las rondas petroleras y de los farmouts, así como el reciente inicio del proceso de arbitraje internacional en contra de TransCanada, IEnova y Carso, han dejado al gobierno mexicano mal parado, señalaron los entrevistados.
"Es una parte de incongruencia entre lo que se pretende como objetivo, crecimiento económico, combate a la pobreza, combate a la corrupción, con las acciones que se están tomando día a día", consideró Edmundo Rodarte, presidente de la comisión de energía de Coparmex.
En contraste, Gaspar Franco, excomisionado de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, aunque la cancelación de los farmouts deja a Pemex sin una herramienta para su fortalecimiento, no consideró negativo la suspensión de los contratos hasta tener resultados sólidos.
Apoyan soporte a Pemex
Del lado positivo, los expertos destacaron el hecho de que Pemex se convirtió en la prioridad de la administración e indicaron como acertado el combate al huachicol.
"El principal acierto es la admisión de ciertos problemas que aquejan al sector, como el llamado combate al huachicoleo, que fue completamente ignorado por la administración de Peña Nieto", consideró Arcos.