El balance presupuestario del sector público se deterioró a su mayor nivel desde 1988, al reportar un balance negativo de 365 mil 639 millones de pesos en los primeros ocho meses de este año, valor que representa un aumento de 152 por ciento contra el observado en igual lapso de 2013, una vez descontada la inflación.
El gobierno argumenta que el mayor déficit busca ser un estímulo contracíclico que permitirá dar soporte a la actividad económica y a la inversión, en tanto se materializan los beneficios de las reformas estructurales.
El faltante también ha sido explicado por "la reducción inesperada y transitoria de la plataforma de producción de crudo".
Si se considera solamente el déficit primario de 155 mil 714 millones de pesos en igual periodo, que es el resultado de restar al balance presupuestario el costo financiero de la deuda, el deterioro fiscal se profundiza.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el déficit primario registró el mayor flujo en contra de los últimos 32 años para un lapso similar, medido en términos reales.
Un déficit primario significa que no se cuenta con un saldo positivo para cubrir el costo financiero de la deuda, al descontar el balance presupuestario.
Con José López Portillo, el balance primario también fue deficitario en los primeros ocho meses de los años contenidos en su gobierno (de 1977 a 1982), y alcanzó un nivel máximo entre enero y agosto de 1981, con un déficit real de 367 mil 417 millones de pesos.
Entre 1983 y 2011, el indicador reportó un superávit en los primeros ocho meses de cada año, que indicaba que los ingresos del sector público alcanzaban para cubrir el gasto, y para pagar la deuda, por lo que eventualmente esta se podría ir reduciendo.
Sin embargo, con los datos disponibles a la fecha, en 2014, este balance se deterioró hasta alcanzar el máximo déficit primario real en más de tres décadas.
"Es preocupante el comportamiento del déficit primario, porque anteriormente había mostrado un comportamiento relativamente bueno, y en 2014 se está saliendo de todo parámetro", sostuvo Luis Adrián Muñiz, subdirector de análisis económico de Vector Casa de Bolsa.
Agregó que un balance primario negativo significa que la postura fiscal se está deteriorando y que la reducción de la deuda en el tiempo podría no lograrse, pues no se tiene con qué pagarla. El déficit primario indica que las finanzas públicas no están sanas, apuntó.
Por su parte, Flavia Rodríguez, directora general de la firma de consultoría Aregional.com, añadió que dado que el déficit primario no está considerando el pago del servicio de la deuda, sobre todo el pago de intereses, si se tiene déficit primario es porque hay un saldo negativo tan grande entre los ingresos y los gastos que no alcanza para pagar los intereses del endeudamiento.
"Es necesario un superávit primario para por lo menos poder financiar el costo financiero. Cualquier déficit primario indica que sí hay problemas", agregó.
Sin embargo, Rodríguez aclaró que dependiendo de cómo vayan los ingresos, el balance podría emparejarse hacia el cierre del año.
"Hubo muchos gastos para los problemas de desastres naturales, y un fuerte desembolso de gasto federalizado en junio. (…) Se están haciendo gastos extraordinarios fuertes, pero la idea es que se han adelantado los ingresos y entonces cuando termine el año, se supone que no va a ser un déficit primario, sino un déficit financiero", indicó.
"Si cerramos con déficit primario, sí es grave, porque definitivamente hay que ajustar los gastos", añadió.
Alejandro Cervantes, economista senior de Banorte-Ixe, dijo que un déficit primario es contraproducente si se mantiene por varios años y estimó que en 2016 será superavitario.