El Instituto Peterson for International Economics (IPIE), apuntó en un estudio que aunque el T-MEC moderniza las reglas comerciales y fortalece la aplicación de los derechos laborales y ambientales, "sigue siendo un resultado negativo para las tres economías", especialmente en el sector automotriz.
"En general, el protocolo mejora el T-MEC pero no lo suficiente como para compensar el impacto negativo en las economías nacionales de las regulaciones restrictivas que limitan el acceso de las plantas automotrices canadienses y mexicanas al mercado estadounidense", indicó el centro de análisis.
El T-MEC contempla que dentro de 7 años, el 70 por ciento del acero y aluminio que use la industria tendrá que provenir de la región.
El Instituto Peterson agregó que la única explicación razonable para la aceptación de estos términos por parte de Canadá y México es que temían que, en ausencia de un acuerdo, que Donald Trump llevara a cabo su amenaza de cancelar el TLCAN.
"Para ellos, el T-MEC es una póliza de seguro, con una prima costosa, contra un evento catastrófico, desafortunadamente, dado que el presidente de los Estados Unidos ve los aranceles como 'el palo' principal de Estados Unidos para garantizar el cumplimiento de las demandas de los Estados Unidos, la paz no está garantizada", advirtió el think tank privado.