El impacto de la digitalización de la empresa 4.0 será significativo en prácticamente todos los sectores de la economía. El director de finanzas o CFO (por sus siglas en inglés), deberá enfrentar esta nueva realidad y por ello, es materia de análisis en el IMEF.
En esta era, el CFO será el soporte vital para las decisiones estratégicas y de negocios, su perfil profesional estará centrado en la creación de valor para la empresa, para perfilarse como un director o directora de valor (CVO, también por sus siglas en inglés).
Los procesos automatizados se harán cargo cada vez más de las actividades rutinarias y las tareas repetitivas. Los CFO cambiarán su rol tradicional como administradores y expertos en finanzas, con habilidades técnicas basadas en la administración, el control de gestión, la gestión de efectivo y la planificación financiera. La creciente "democratización" de los datos salvará cada vez más la brecha entre los datos disponibles para la dirección y aquellos disponibles para los accionistas.
De ahí surgirán nuevas funciones, especialmente en el ámbito del análisis y la organización de datos. En este contexto desempeñará un papel esencial el CFO, a modo de "guardián de los datos". El objetivo del cargo de CFO se desplazará cada vez más hacia la creación de valor para la empresa, mediante la previsión de escenarios potenciales a los que la organización podría hacer frente en el futuro. Además, la velocidad y la eficiencia a la hora de calcular datos históricos seguirán creciendo.
Por todo ello, la próxima ola de tecnología digital aportará profundos cambios a las responsabilidades, el tamaño y el perfil del puesto que deberá desempeñar el CFO. En el mundo 4.0, el departamento financiero será más pequeño que hoy, pero deberá dominar más competencias y se compondrá de un personal más calificado. No bastará con contratar a personal que tenga estas competencias, sino que también será necesario formar a los que trabajen ya en la firma.
La empresa 4.0, en particular, representa un cambio estructural para las empresas, y necesitará de fondeo. Una tercera parte de estos fondos son generalmente generados a través de un manejo de costos de la empresa. Es así como las medidas de reducción de gastos pueden desempeñar un papel esencial a la hora de reforzar el flujo de efectivo necesario para las inversiones necesarias. Este enfoque puede ser mucho más efectivo que buscar la totalidad del financiamiento para las inversiones.
Bajo la óptica del IMEF, la importancia del CFO en esta transformación radicará en la digitalización de la empresa, la agilidad en los procesos y su liderazgo, factores que están íntimamente relacionados.
Los accionistas y actores principales de una organización deben decidir en conjunto qué es importante para la empresa y establecer las prioridades y preferencias del grupo. Sin embargo, muchos CFOs han desarrollado las habilidades y competencias que serán una ventaja en la definición de las prioridades de la organización y el plan de acción estratégico.
Sin duda, se perfila un "nuevo" CFO: uno que tenga capacidades significativas para manejar el cambio, un conocimiento profundo del negocio y habilidad digital; decisivo para que las empresas no desaprovechen oportunidades de crecimiento y que luego queden rezagadas tras sus competidores por la falta de recursos adecuados.
Será necesario que el CFO dirija un departamento financiero más optimizado, pero con unos niveles de cualificación más elevados, pues la automatización reducirá drásticamente las actividades rutinarias y dará a los empleados la oportunidad de centrarse en actividades de mayor valor añadido.
Cada vez está más claro que la digitalización va a acelerar la evolución del CFO hasta convertirse en un socio del negocio y en el artífice de la creación de valor. El CFO deberá apoyar más eficazmente la innovación en productos o servicios y en los procesos de gestión, convirtiéndose así en un facilitador y en un acelerador de nuevas estrategias de crecimiento y nuevos modelos de negocio.