La mayor parte de la población en México que contrata un crédito lo hace para comprar comida, atender gastos personales, pagar servicios y comprar medicinas, con lo que complican su situación financiera.
De acuerdo con información de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2015 (ENIF), de las 28.9 millones de personas que afirmaron tener un crédito, 55.2 por ciento dijo que fue para atender estos rubros.
A pesar de que esta situación es generalizada, en las zonas rurales el porcentaje de personas que se endeudan para comprar alimentos, pagar consultas médicas y medicinas, es aún mayor.
Por ejemplo, en las zonas urbanas 51.6 por ciento de quienes tienen algún financiamiento lo usarán para comprar comida y para atender gastos en salud, mientras que las comunidades rurales las personas que planean utilizar su crédito para estas necesidades representa el 62.1 por ciento.
Según los datos de la encuesta, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), son más los hombres que utilizan los préstamos para comprar comida, mientras que en caso de las mujeres, es mayor la proporción que destina los recursos para sufragar gastos en salud y educación.
Abraham Vergara, académico del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana, explicó que uno de los errores que más se comenten, es utilizar los créditos para pagar comida y medicinas, porque a menos que sean gastos de emergencia y que se adquieran de esta forma en una sola ocasión, endeudarse para esto no favorece las finanzas de las personas.
CRÉDITO PARA BIENES DURABLES
"El mayor consejo es que un crédito se utilice para un consumo duradero, por ejemplo para la compra de algún electrodoméstico. El que las personas se endeuden por comprar comida, provocará que en unos cuantos días se acabe el alimento y queden con la deuda y quizá tenga que pedir prestado de nuevo", explicó.
"Muchas personas no razonan las implicaciones que tienen endeudarse para comprar alimentos y medicinas, porque si bien cubren una necesidad, o como se dice "tapan un hoyo y abren otro que puede ser aún más grande", enfatizó.
Para Adán Díaz Hernández, profesor investigador de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac, el usar un crédito para necesidades básicas y no para invertir, le da al financiamiento la categoría de riesgoso y por esto se hace más caro.
Según la Encuesta, sólo 6.4 por ciento de las personas adquiere un préstamo para comenzar, ampliar u operar un negocio.
"El que usen sus créditos para necesidades básicas refleja la falta de previsión y de cultura financiera y también de la situación económica del país", destacó Díaz.