México está considerado entre los países con mayor desvío de recursos del gobierno a nivel mundial. De 140 economías, sólo 15 muestran una mayor problemática que el país.
En 2015, México se ubicó en el lugar 125, mientras que un año antes se posicionó en el 119, es decir bajó 6 posiciones en este rubro, de acuerdo con los datos del Reporte de Competitividad Global 2015, del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés.)
El país obtuvo una peor calificación que países como Haití (120), Sierra Leona (115), Rusia (110), Pakistán (85) o China (50). En las primeras posiciones están Nueva Zelanda (1) y Finlandia (2). En el fondo de la tabla se ubicaron Brasil (139) y Venezuela (140).
Gabriela Alarcón, directora de Estudio Urbanos del Instituto Mexicano para la Competitividad, quien participó en la elaboración del muestreo, dijo que "en los últimos años y más aún en los últimos meses ha quedado muy adentro de la psique de los empresarios que este tipo de problemas son cada vez más frecuentes, como las casas de los funcionarios, el tren México-Querétaro, entre otros".
La opinión de los expertos consultados por el WEF en torno a la pregunta "¿en su país, qué tan común es que exista un desvío de los fondos públicos a compañías, individuos u otros grupos, debido a la corrupción?", los resultados ubicaron a México en su peor posición desde 2006, año en que comenzó el indicador.
De hecho, en nueve años se ha pasado de ocupar la posición 82 a la 125, es decir que en este periodo se han retrocedido 43 lugares en la tabla.
CORRUPCIÓN Y CORRESPONSABILIDAD
El WEF alertó que la principal barrera que tienen las empresas para realizar negocios es la corrupción. Desde el 2012, ésta se ha colocado como el principal obstáculo para los empresarios, de acuerdo con los datos de la institución.
En cuanto a la influencia indebida de los funcionarios públicos, México pasó de la posición 100 a la 107, también su peor sitio desde que se elaboró el índice.
Pero el sector privado también resultó mal calificado. En cuanto a las prácticas éticas del sector empresarial, el país quedó en la posición 111 desde el 102 en 2014, el lugar más bajo del que se tiene registro.
"Es un reflejo de la corresponsabilidad que hay en el tema de la corrupción, con estos niveles que percibimos en el país hay pocos pronunciamientos del sector empresarial, nadie se quiere comprometer. Hasta ahora sólo he oído del caso de Aramburuzabala", explicó Alarcón.