El consumo en México, el principal motor de la actividad económica, está en desaceleración y en los primeros meses de ese año muestra su menor desempeño en 10 años.
Además, apunta a un desempeño más débil en este año, pese al favorable desempeño que muestran los salarios. Esto, ante el deterioro en diversos indicadores que lo impulsan, como el empleo formal, los niveles de desocupación, la confianza del consumidor, el financiamiento bancario, y las remesas, entre otros.
Los salarios negociados entre trabajadores y empresas promediaron un crecimiento de 5.9 por ciento en el primer semestre, la mayor cifra para un mismo periodo desde 2002.
Pero en el mismo lapso el empleo generado sumó 289 mil, un 40 por ciento menos que en el primer semestre de 2018, y además fue la cifra más baja desde 2009.
José Luis de la Cruz, director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), afirmó que la menor generación de empleo formal y el despido de funcionarios públicos se conjugaron con la desaceleración económica para frenar el consumo.
Otro indicador en contra tiene que ver con las remesas, un ingreso clave para el gasto de las familias que las reciben.
"La desaceleración prevista para el PIB y el empleo de Estados Unidos en este año afectaría el desempeño de las remesas, lo cual pareciera que ya ha comenzado a notarse", dijo Carlos González Martínez, subdirector del centro de estudios de Scotiabank.
Citibanamex estima que en este año el consumo tendrá una menor contribución al crecimiento, ya que estima que este indicador crecerá 1.2 por ciento en todo 2019, por debajo del 1.7 por ciento estimado anteriormente.