Economía

No sólo Argentina: Rusia también puede caer en default

Las sanciones económicas impuestas a Rusia tanto por Estados Unidos como por Europa por el conflicto con Ucrania, podrían poner al país europeo en situación similar a la de Argentina y dejar de pagar a sus acreedores, esto a pesar de tener una sana reserva de divisas y cargas manejables de deuda.

En tanto Argentina se acerca al borde de una posible cesación de pagos de su deuda soberana, vale la pena considerar a otro país que podría encontrarse en una situación similar: Rusia.

El drama de la deuda de Argentina llegará a una fase crucial esta semana. Conforme a un fallo judicial dictado en Nueva York, el gobierno tiene hasta el 30 de julio para llegar a un acuerdo con un pequeño grupo de acreedores llamados "holdouts" que se negaron a participar en una reestructuración de deuda anterior. De lo contrario, el país entrará en suspensión de pagos con los acreedores que aceptaron el canje.

Por inquietante que pueda ser esta complicación para Argentina, los inversores no están demasiado preocupados por los efectos más amplios que pudiera tener en los mercados: si se produjera un impago de la deuda soberana, este estaría causado por cuestiones legales específicas de Argentina y no por turbulencias financieras o económicas más generales.


Dicho esto, Argentina no es un caso único. Rusia marcha por un camino parecido, aunque los detalles y el cronograma difieran.

El gobierno, las empresas y los bancos de Rusia no deben ni quieren dejar de pagar sus deudas. Pero, si las tensiones geopolíticas relacionadas con Ucrania se agravan y crecen las presiones para que los gobiernos occidentales impongan restricciones legales a las posibilidades de los bancos de realizar transacciones en nombre de las entidades rusas, podrían verse impedidos de efectuar pagos pese a tener abundantes reservas de divisas y cargas de deuda manejables.

Después que la semana pasada se intensificaron las sanciones estadounidenses, Europa se prepara para detallar su propio conjunto de sanciones adicionales esta semana. Si Rusia no cambia de estrategia -un resultado improbable dado que el presidente Vladimir Putin hizo caso omiso de la salida que le proporcionó el trágico derribo del avión de Malaysia Airlines el 17 de julio-, pronto podrían aplicarse sanciones financieras más duras.

El mercado aún no ha asimilado totalmente esta posibilidad. Muchos inversores piensan que las cuestiones geopolíticas rusas de algún modo se resolverán solas, porque a nadie beneficia quedar en una situación en la que todos pierden. Sin embargo, como ocurre en el caso argentino, la racionalidad no necesariamente es una buena guía para saber qué podría pasar. Al no haber una corrección del rumbo, el conflicto avanza por un camino que limita la flexibilidad de las partes y también el control que tienen sobre los resultados.

Los modelos crediticios de la mayoría de los inversores funcionan bien para captar numerosos factores que inciden en la disposición y la capacidad de los deudores para pagar. Pero les resulta más difícil lidiar con los sacudones exógenos excepcionales que puede generar la política. Argentina es el ejemplo de hoy, con todo el suspenso que eso entraña. Si Rusia no cambia de rumbo, podría ser el de mañana.

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