Los mecanismos de ayuda del Gobierno federal para reducir la deuda de Pemex han matizado la deuda financiera de largo plazo de la compañía. No obstante, dichos esfuerzos se ven ensombrecidos por el constante aumento de su pasivo laboral.
Del cierre de 2018 al tercer trimestre de este año, la petrolera registró una baja de 6.1 por ciento en su deuda financiera de largo plazo, pues pasó de 1.89 billones de pesos a 1.78 billones de pesos. Una baja de 115 mill millones de pesos.
En contraste, el pasivo laboral incrementó en 25.8 por ciento. Este segmento, definido en el estado de resultados como reserva de beneficio a empleados, ascendió de 1.080 billones de pesos al cierre del año pasado, a 1.359 billones de pesos, en el acumulado de los primeros nueve meses de 2019.
El Gobierno federal, quien ha planteado abiertamente que el rescate a Pemex es una de sus prioridades, ha realizado tres operaciones de transferencias de recursos por un total de 160 mil millones de pesos, de acuerdo con Hacienda.
José Luis Cano, director ejecutivo de deuda corporativa de HR Ratings, explicó que a pesar de que el pasivo laboral aumentó, no es un segmento que impactará en el corto plazo en el flujo de efectivo.
"Sí es un pasivo importante, sí es una obligación que tiene, pero ahorita no está jugando como incremento o disminución en la deuda, porque Pemex no ha utilizado, al menos hasta este momento, dinero o pedido deuda para cubrir este pasivo", explicó.