Economía

Pese a restricciones del Banco Central, argentinos hacen fila para retirar dólares

Los ciudadanos, con temor a que exista una crisis similar a la de 'El Corralito', se forman durante largo tiempo para sacar sus ahorros en 'billetes verdes' o pesos argentinos.

Las restricciones a la compra de dólares comenzaron a aplicarse el lunes en Argentina en un intento del presidente Mauricio Macri de frenar la pérdida de reservas y la aceleración de la devaluación y en medio del creciente nerviosismo de los ciudadanos.

La medida, que hasta ahora despierta más dudas que certezas sobre su alcance, fue anunciada el domingo en el Boletín oficial en medio de una crisis cambiaria y económica que se aceleró luego del triunfo en las primarias de agosto del opositor kirchnerista Alberto Fernández sobre Macri, quien busca su reelección el 27 de octubre. Desde entonces, el peso se depreció más de 30 por ciento.

Esa victoria agitó los 'fantasmas' entre los inversores acerca de que un triunfo en los comicios generales de Fernández -quien va acompañado en la fórmula por la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015)- conlleve la reimplantación de políticas populistas.

A partir de ahora y hasta fin de año, los ciudadanos podrán comprar hasta 10 mil dólares por mes y si quieren adquirir un monto mayor tendrán que pedir autorización el Banco Central. En tanto, empresas, bancos y fondos de inversión deberán pedir 'visto bueno' a la entidad emisora para cualquier compra de divisas.

Por otro lado, el Gobierno prohibió a las compañías comprar dólares con fines de atesoramiento y acortó los plazos para que los exportadores liquiden en el mercado local las divisas que obtienen por sus operaciones.

Las medidas son contrarias al ideario predicado por el conservador mandatario y se asemejan, sin llegar a ser tan restrictivas, a los límites al acceso a la divisa que impuso su antecesora, Fernández de Kirchner, durante su segundo mandato.

Por otro lado, según analistas, llevarán al resurgimiento del llamado 'dólar blue' que durante la gestión de Fernández de Kirchner cotizaba en un mercado paralelo en el que registraba un valor superior al oficial.

Poco después de que abriera el mercado cambiario, la moneda local se apreció respecto del viernes, cuando cerró a 61 pesos, y cotizaba a 59 pesos.

En tanto, el nerviosismo y la incertidumbre cundían entre decenas de personas que hacían fila a las puertas de varios bancos para retirar sus depósitos en dólares o pesos, pese a que las medidas anunciadas no contemplan límites al acceso de los ahorros en cuentas bancarias.

En cuanto a las transferencias a cuentas de terceros, no se establecieron límites en tanto aquellas sean inferiores a 10 mil dólares por mes.

Martin Danziger, quien caminaba frente a un banco en Buenos Aires, dijo a The Associated Press que "hay mucha incertidumbre" y "en la memoria colectiva está 'el Corralito'", aplicado durante la crisis de 2001 y 2002 que impedía el retiro de los ahorros de los bancos.

Martín Tigri, quien caminaba por una zona céntrica donde se encuentran las entidades financieras, señaló en tanto que "las medidas llegan tarde o son medidas de manual, que suenan lindo pero el argentino, que si no duerme encima de sus dólares no duerme tranquilo, tiene memoria (de otras crisis) y se pone nervioso".

Macri busca afianzar las reservas y aplacar la devaluación, que en Argentina siempre trae aparejado un alza de los precios. Según economistas, la inflación será largamente superior al 50 por ciento en 2019.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), que concedió un préstamo por más de 56 mil millones de dólares a Argentina en 2018, señaló la víspera que analizará "los detalles" de estas nuevas políticas gubernamentales con las que el gobierno busca "proteger la estabilidad cambiaria y a los ahorristas".

El viernes y en medio de una brusca caída en su nivel de reservas por la volatilidad cambiaria y la incertidumbre electoral, el Banco Central de Argentina prohibió a las entidades financieras distribuir dividendos sin su previa autorización.

Días antes, el Gobierno anunció una postergación de los vencimientos de la deuda de los títulos públicos y la contraída con el FMI, sin quita de capitales y de intereses.

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