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PG&E alcanzó este viernes un acuerdo de 13.5 mil millones de dólares con las víctimas de los incendios forestales en California provocados por sus líneas eléctricas, lo que se traduce como un paso importante para resolver la bancarrota de servicios públicos más grande en la historia de Estados Unidos.
El acuerdo resolverá las reclamaciones por incendios forestales en 2017 y 2018, dijo la compañía en un comunicado.
El acuerdo es una victoria para PG&E, que ha pasado meses tratando de negociar un plan de reestructuración viable para salir de la bancarrota a mediados del próximo año.
El juez de bancarrota de Estados Unidos, Dennis Montali, había ordenado a las partes que mediaran después de que las conversaciones entre las víctimas y la compañía se estancaran.
La empresa ya había acordado previamente pagar 11 mil millones de dólares a aseguradoras e inversores, aunque ese pacto fue impugnado por el gobernador de California, Gavin Newsom, quien dice que se envuelve en un plan de reestructuración que puede no obtener aprobación. La compañía también tiene un acuerdo para pagar mil millones de dólares a las agencias del Gobierno local.
PG&E se declaró en bancarrota en enero de este año después de que su equipo eléctrico fue culpado de iniciar incendios forestales catastróficos en 2017 y 2018.
La compensación a las víctimas de los incendios forestales ha sido el mayor punto de conflicto en la reestructuración de PG&E. Inicialmente, la compañía ofreció a las víctimas 8 mil 400 millones de dólares. Un grupo de acreedores, liderado por Pacific Investment Management y Elliott Management, había ofrecido pagar a las víctimas 13.5 mil millones de dólares, lo que ganó el apoyo del grupo de víctimas.
Newsom amenazó con una adquisición estatal si la empresa de servicios públicos no lograba llegar pronto a un acuerdo con los acreedores y las víctimas de incendios forestales.
El acuerdo con víctimas se produce después de que PG&E provocó la indignación de los legisladores estatales y los residentes por llevar a cabo apagones masivos deliberados para evitar que sus líneas eléctricas provocaran más incendios forestales durante las tormentas de viento. En octubre, sumió a millones de californianos en la oscuridad cuatro veces. La reacción violenta aumentó la presión sobre Newsom para reestructurar PG&E.