Una alerta de Bloomberg deja pasmado al ingeniero de una proveedora de servicios de perforación petrolera: AMLO amenaza con revertir la Reforma Energética. Un frío recorre su cuerpo, pues luego de una crisis laboral en el sureste del país, posterior a la caída de los precios del crudo a mediados del sexenio pasado, él logró encontrar trabajo tras un año de incertidumbre.
El debate se abrió. Voces expertas y otras no tanto, hablaron sobre las implicaciones que traería para México y su política energética la "amenaza de López Obrador". Había en juego 107 contratos petroleros e inversiones comprometidas por más de 100 mil millones de dólares para las siguientes dos décadas.
La incertidumbre se volvió el común denominador para todos los participantes de la industria de hidrocarburos y por supuesto que también la eléctrica, sector hasta donde se extendía el diagnóstico y receta del que hoy será el próximo presidente de México.
"Pero, aunque parece improbable que se descubran por completo las reformas del mercado de la energía, existe la posibilidad real de que un nuevo gobierno de MORENA manipule las políticas actuales. De hecho, una revisión parcial de la reforma es el escenario más probable si gana el líder del partido, López Obrador", advierte un reporte de Bloomberg New Energy Finance en noviembre de 2017, en plena efervescencia preelectoral.
Sin embargo, advierte que las revisiones contractuales, de las que ya comienza a hablarse en México causando eco internacional, no requerirían cambios en la estructura de la Reforma Energética, y adelanta que la reforma no sería cancelada; tal cual se confirmaría unos meses después.
Las campañas electorales comenzaron en marzo de 2018, y el discurso de López Obrador era aún incierto, sin embargo, para los operadores en la industria petrolera y eléctrica la vida continuaba con normalidad.
En los discursos públicos y en charlas uno a uno de quienes gobernarán el país los próximos seis años, las palabras "detener", "echar para atrás", fueron cambiando paulatinamente a "analizar", "revisar", y aún fueron más allá por parte de los principales actores que conducirán la política energética del país con López Obrador: la ingeniero químico y legisladora Rocío Nahle como secretaria de Energía, Octavio Romero Oropeza como director de Pemex y el veterano político -ex secretario de Gobernación del expresidente Miguel de la Madrid Hurtado en la década de los 80- Manuel Bartlett.
Tal cual adelantó Bloomberg, en cuestión de meses el discurso ha cambiado; otros dirán que se ha relajado, pero lo cierto es que el discurso aberrante en contra del paquete de reforma energéticas, que Enrique Peña Nieto logró publicar en diciembre de 2013, hoy obtiene el reconocimiento de facciones antes impensables.
Después del triunfo de Andrés Manuel, no sólo se relajó el discurso energético nacionalista, sino que también lo hicieron los pronósticos fatalistas de los principales indicadores financieros y bursátiles, de tal forma que en el caso del peso ha tenido su mejor racha en cuatro años, con una ganancia acumulada de 6.6 por ciento en un mes después de las elecciones.
Por su parte, la terminal de Bloomberg da cuenta que los precios nodales de la electricidad en más de dos mil puntos del país han tenido también una mejora en el mismo periodo, así como en el caso de los futuros de la mezcla mexicana y los bonos de deuda de Pemex.
La polémica
Si bien es cierto que en términos generales la 'nueva' política energética de López Obrador ha sido bien recibida por el sector energético, los nombramientos de aquellos que ostentarán las direcciones generales de empresas estratégicas como Pemex y la CFE, no han sido así. Expertos citados por Bloomberg han dado cuenta de que las decisiones del próximo presidente de México en este sentido han obedecido a una estrategia política y no económica.
"La pregunta es cuál es el plan del nuevo gobierno", dijo Nymia Almeida, analista de Moody's Investors, con sede en la Ciudad de México Servicio. "Si obligan a Pemex a gastar más, y apalancarse, va a ser negativo para el perfil de crédito".
En este sentido, "para Pemex, la idea es más en el sentido de que la reforma energética va a ser cambiada o eliminada respecto a como es ahora ", dijo Luis Maizel, director general y cofundador de LM Capital en San Diego, a lo que Lucas Aristizabal, director sénior en Fitch Ratings, agregó "la cantidad de transferencias que la empresa realiza al gobierno son extremadamente altas y eso está impulsando un flujo de caja negativo y la necesidad de pedir prestado".
La otra polémica fue el nombramiento de Manuel Bartlett como siguiente director de la CFE, quien como legislador se pronunció en contra de la reforma de Peña, condenándola de "entreguista" e incluso, de traicionar los intereses genuinos de la nación. El primer día de ese mes, Bartlett reconoció que la reforma ha traído bondadosos cambios al sector y que su intención, al menos en la posición de director de CFE, es no operar para echarla para atrás.
Esta voz se dio casi al unísono de la de Rocío Nahle, a quien Bartlett le reportará como titular de la Secretaría de Energía, y quien incluso ha lanzado veladas invitaciones a la industria privada para poder concretar los ambiciosos proyectos y metas de Andrés Manuel, como elevar la producción de crudo en 600 mil barriles en los primeros dos años de su gobierno, así como la polémica construcción de una nueva refinería (durante la campaña habló de dos), y la rehabilitación de la seis existentes, que hoy producen a un 40 por ciento de su capacidad, por problemas, ha dicho Pemex, de mantenimiento.
En este contexto, luego de la polémica por el nombramiento del político mexicano de 82 años de edad, quien también fue gobernador del estado de Puebla, su discurso se relajó al reconocer, según dijo después de la presión mediática, que la reforma energética, esa misma que prometió revertir desde las tribunas del Congreso, funcionaba, y que al menos, desde sus facultades como director general de la empresa eléctrica más importante del país, no le daría marcha atrás.
Así, el ingeniero petrolero hoy ya no se muerde las uñas de los nervios, sabe que la reforma continuará, y si no lo hace, el gobierno de López Obrador ejecutaría un presupuesto sin precedentes para el sector petrolero en 2019, un total de 75 mil millones de pesos en actividades de exploración y producción, sin contar los seis mil millones de dólares para la nueva refinería y otros 45 mil millones de pesos para la rehabilitación de los seis crackers de refinación existentes. Trabajo habrá, la reforma sigue.
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