CIUDAD DE MÉXICO.- La cancelación de la construcción de la Refinería Bicentenario en Tula, Hidalgo, ha generado desesperanza entre los ejidatarios y cierre y pérdidas económicas entre los empresarios que se animaron a participar en el proyecto.
Lejos están de cumplirse las promesas que los gobiernos federal y estatal hicieron en 2009 a los ejidatarios de los municipios de Atitalaquía, San Bartolomé Doxey, Tlaxcoapan y Tula de Allende en esa entidad, de que la construcción de la refinería traería progreso a una región que si bien no era abundante en sus ingresos la tierra les daba para vivir dignamente.
Cinco años después ejidatarios y comuneros que vendieron un total de 721 hectáreas se sienten decepcionados y engañados aunque saben que no hay marcha atrás, pues las tierras que en algún momento les sirvieron de sustento para autoabastecerse y comercializar ya no les pertenecen.
Rosendo Cruz, ejidatario de Atitalaquia, asegura que fueron "vilmente" engañados para vender pues se les aseguró que la gente de los municipios tendría prioridad entre los empleos que se generaran durante toda la etapa de construcción; además habría una mejora sustancial en la zona con mayor infraestructura de transporte, calles y servicios básicos, entre ellos clínicas de salud y escuelas.
Francisco Chew, ejidatario de Tula, asegura que la gente se siente defraudada por el gobierno, recuerda que hace cinco años el entonces gobernador y ahora secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, decidió endeudar al Estado con mil 500 millones de pesos para la compra de los terrenos.
De acuerdo con Guadalupe Tonis Chávez, ejidataria de Tula y quien también vendió sus tierras, recuerda que recibió en tiempo y forma poco más de un millón de pesos, recurso que invirtió en la construcción de su casa y cuatro locales comerciales que se encontrarían alrededor de lo que sería la refinería.
No obstante desde su construcción únicamente se usó uno que fue para la instalación de un "ciber" donde empleó a su hijo pero al año lo cerró y ahora ambos trabajan en Pachuca como empleados.
Esta situación se repite en muchos casos más en la zona de la llamada "Refinería Bicentenario" como "Don Carlos" que recibió por su patrimonio 13 millones de pesos, recursos que decidió invertir en maquinaria de construcción.
Dos de sus hijos que se encontraban laborando en la pizca en EU regresaron con la promesa de que aquí "se haría en grande el negocio familiar", comprando tres camiones de volteo y dos retroexcavadoras que prácticamente han estado paradas.
Advierte que con el recurso que le queda pondrá un negocio en la capital del estado de donde, confía, "podremos vivir más dignamente".
PIERDEN EMPRESARIOS
La industria que apostó por el proyecto lo que registró fue cierre de establecimientos, inversiones ociosas o pérdidas económicas para unos y desempleo para otros.
Juan Manuel Chaparro, presidente de la Comisión de Fomento Industrial de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), dijo que según se ha contabilizado, hasta antes del anuncio de la cancelación de este magno proyecto, habían cerrado sus puertas unos cinco mil negocios, que se habían instalado en esta entidad para aprovechar la obra.
Señaló que cuando se anunció la decisión de la construcción de la refinería en Hidalgo (en abril de 2009), la mayoría de las empresas dentro de la categoría de Pymes afiliadas a la institución y a otras cámaras industriales del país, quisieron aprovechar esta situación y actuaron de inmediato.
"Algunas de ellas se instalaron –vía oficinas, bodegas, talleres y ferreteras–, en las cercanías al sitio donde se edificaría dicha refinería", apuntó.
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