El cambio climático, el desvío de caudales para desarrollar bordos de recreo en inmuebles particulares, la excavación de pozos artesanales ilegales y el huachicoleo o robo de agua con pipas, son los principales factores que mantienen en crisis hídrica a la presa Miguel Alemán, en Valle de Bravo, Estado de México, acusan activistas vallesanos.
Se rata de una de las presas que surten de agua al Sistema Cutzamala que, en conjunto con las presas de Villa Victoria y El Bosque, en Michoacán, registraron un llenado global del 37.09 por ciento a finales de agosto,de acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Activistas de Valle de Bravo calculan que aguas arriba de la cuenca de la presa artificial, habrá unos 250 bordos y no se sabe cuántos pozos artesanales existen, lo que no permite que la presa alcance un mayor llenado, en plena temporada de lluvias.
Pobladores locales y residentes extranjeros han señalado que la economía de este municipio se basa en la prestación de servicios turísticos entorno al cuerpo de agua; sin embargo, también afecta a la población de municipios como Donato Guerra, Santo Tomás de los Plátanos y Amanalco de Becerra.
David Rodríguez Martínez, propietario de un restaurante flotante en Valle de Bravo, mostró su preocupación por los bajos niveles de agua que conserva el embalse, “estamos preocupados porque tenía muchísimos años que no llegábamos a este nivel. La presa tiene 15 metros y medio abajo de su nivel máximo. Ya es puro lodo, prácticamente no hay ni por dónde acercarse al lago, nosotros tenemos muelles muy largos porque el fango es tal que cuesta más retirar tanto fango que hacer muelles más largos”.
Agregó que después de pandemia, el agua de la presa Miguel Alemán se retiró al menos 50 metros de lo que era su cause.