El Servicio Sismológico Nacional (SSN) dio a conocer que se han registrado desde el 5 de enero más de 2 mil movimientos telúricos con magnitudes de entre 2.9 y 4.1 en los alrededores de Uruapan, Michoacán, fenómeno que se conoce como enjambre sísmico. ¿Significará el nacimiento de un volcán?
Los movimientos han llamado la atención de los especialistas del SSN, encabezados por el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pues están ocurriendo muy cerca de lo que fue el Paricutín y el volcán Tancítaro.
Para el doctor Hugo Delgado, director del Instituto de Geofísica de la UNAM, no necesariamente se trata del nacimiento de un volcán. "Es muy importante que tengamos claro que estos enjambres sísmicos pueden estar asociados a eventos tectónicos o magmáticos", afirma en entrevista para El Financiero.
Un enjambre sísmico -explica- es una serie de sismos que ocurren en una región específica en un periodo determinado con magnitudes similares. "En el caso del de Uruapan, los movimientos son de magnitud baja".
Además, el movimiento de magma no implica necesariamente el nacimiento de un nuevo volcán, aunque afirma que un equipo de más de 50 especialistas de diversas instituciones mantienen vigilado la evolución del fenómeno.
Michoacán, zona sísmica con tectónica compleja
"Ya en la misma zona en 1997, 1999, 2006 y, ahora, han sucedido enjambres sísmicos; si no es común, no es raro que ocurran este tipo de fenómenos. Los anteriores eventos tuvieron una relación con fallas y fracturas que están en la corteza debajo de Michoacán", explica el experto.
El doctor Hugo Delgado señala que un movimiento tectónico es cuando se producen rompimientos de estructuras y fallas. Los eventos magmáticos -por su parte- son básicamente cuando cuerpos de magma (masas de roca) ascienden a la superficie. Si hay suficiente volumen, genera una erupción y después un volcán.
"Aun cuando se asociara el fenómeno a un evento magmático, todavía hay que ver si es suficiente el magma para que salga o para que se quede dentro de la corteza. Que eso sí sucede de manera común", señala el especialista.
El experto señala que haciendo una especie de comparación, en climatología podemos pronosticar si lloverá en una región o no, porque se tiene la posibilidad de ver las nubes desde el espacio mediante satélites o instrumentos que están desde la superficie. No así en el nacimiento de un volcán.
"Lamentablemente, en el caso de los sismos y de los volcanes, solamente podemos registrar con los equipos desde la superficie, pero no vemos hacia el interior. Por eso es muy importante el seguimiento y el monitoreo cercano del fenómeno para poder entender, en la medida de lo posible, lo que sucede. En función de ello, establecer, con las limitaciones del caso, un pronóstico".
El especialista cuenta que la erupción del volcán Paricutín comenzó el 20 de febrero de 1943. Generó un cono volcánico y también hubo una serie de derrames de lava que cubrieron el terreno alrededor del volcán.
"Durante esa erupción de nueve años, las lavas cubrieron dos poblaciones, el pueblo de Paricutín y la cabecera municipal de San Juan Parangaricutiro", narra el doctor Hugo Delgado. En aquel entonces los sismos sí eran percibidos por la región. Ahora -afirma el experto- son imperceptibles.
Michoacán es una zona sísmica con tectónica compleja y vulcanismo activo y la región donde se presenta este enjambre se encuentra en la Faja Volcánica Transmexicana. Sin embargo, más de 50 expertos están al tanto ante una posible evolución de este fenómeno.