El Preguntario

¿Lluvia de plástico? Sí, esta podría convertirse en la nueva 'lluvia ácida'

La lluvia plástica podría ser un problema más insidioso que la lluvia ácida, que es consecuencia de las emisiones de dióxido de azufre y óxido de nitrógeno.

Una amenaza invisible sopla en el aire y cae a través de las gotas de lluvia: partículas microplásticas. Son pequeños trozos de botellas de plástico fragmentadas y microfibras que se deshilachan de la ropa, todos los contaminantes que quedan atrapados en la atmósfera de la Tierra. ¿Cómo han llegado hasta allí?

En un estudio publicado por la revista Science, un equipo de investigadores afirma que mil toneladas métricas de microplástico caen en 11 áreas protegidas en Estados Unidos anualmente, lo que equivale a más de 120 millones de botellas plásticas de agua.

Las micropartículas de plástico son tan pequeñas que pueden ser transportadas por el vapor de agua fuera de los océanos hasta el firmamento para formar nubes. Finalmente las nubes precipitarán la lluvia. Las partículas de plástico caerán entonces en cada gota de lluvia.

"Acabamos de hacer eso (investigar) para la zona de áreas protegidas en el oeste, que es solo el 6 por ciento del área total de Estados Unidos", dijo Janice Brahney, científica ambiental de la Universidad Estatal de Utah para la revista Science. "El número es grande e impactante".

Los investigadores dicen que es un escenario cada vez más infernal: los microplásticos están explotando en todo el mundo, aterrizando en hábitats supuestamente puros, como el Ártico y los remotos Pirineos franceses.

Estos fluyen en los océanos a través de las aguas residuales y contaminando los ecosistemas de aguas profundas. Ahora en el oeste americano (Estados Unidos) y presumiblemente en el resto del mundo, dado que estos son procesos atmosféricos fundamentales, están cayendo en forma de lluvia plástica, la nueva lluvia ácida.

Por ejemplo, el Servicio Geológico de los Estados Unidos informó a finales de 2019 que encontró plástico en partes de las Montañas Rocosas de Colorado en el 90 por ciento de sus muestras de lluvia.

La lluvia plástica podría ser un problema más insidioso que la lluvia ácida, que es consecuencia de las emisiones de dióxido de azufre y óxido de nitrógeno.

Otros países han reducido en las últimas décadas el problema de la acidificación. Pero el microplástico ya ha corrompido incluso los entornos más remotos, y no hay forma de restregar el agua o la tierra o el aire de las partículas: el material está absolutamente en todas partes, de acuerdo con la World Foundation for Natural Science.

Lo que hace que el plástico sea tan útil, su resistencia, es lo que también lo convierte en un contaminante alarmante: el plástico nunca desaparece, sino que se rompe en pedazos cada vez más pequeños que se filtran en rincones cada vez más pequeños del planeta.

Peor aún, se espera que los desechos plásticos se disparen de 260 millones de toneladas al año a 460 millones de toneladas para 2030, según la consultora McKinsey. Más personas que integran la clase media en países en desarrollo significa más consumo y más envases de plástico.

No es posible rastrear cuál es el origen exacto de estos microplásticos descubiertos en las muestras de lluvia. Los responsables de la investigación en las Montañas Rocosas sugieren que casi cualquier cosa que esté hecha de plástico podría desprender pequeñas partículas que luego suben a la atmósfera.

Todos los países deben echar marcha atrás en el uso de plástico. Debemos idear maneras de reducir nuestro uso a casi cero: dejando de producir plástico y dejando de usarlo en exceso, comenta la World Foundation for Natural Science.

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