La última semana del año arranca con el día de los Santos Inocentes, una celebración católica cuyo origen, contrario a la tradición de jugar bromas, es trágico.
El día está ligado de cierta forma con el nacimiento del Niño Dios. De acuerdo con uno de los cuatro evangelistas, Mateo, Herodes recibió la visita de los Tres Reyes Magos quienes le dijeron que estaban en busca de un recién nacido quien estaba destinado a ser el Rey de los Judíos.
Según la tradición católica, Herodes convocó a los escribas y sumos sacerdotes quienes le explicaron que, según las escrituras, el llamado mesías debía nacer en Belén.
Herodes pidió a los visitantes que regresaran a Jerusalén una vez que hubieran conocido al recién nacido para que él también presentara sus respetos, aunque su verdadera intención era matarlo.
El Evangelio de San Mateo señala que los Reyes Magos fueron advertidos en sueños de no reportar nada a Herodes. Por ello, el evangelio relata que Herodes dio la orden de matar a todos los niños menores de dos años en la ciudad, con la intención de asegurarse de haber terminado con la vida del mesías.
De acuerdo con San Mateo, José fue advertido en sueños de que huyera a Egipto con María y el Niño Dios y regresaran a Israel una vez que Herodes hubiera muerto.
Con información de Vatican News y AciPrensa