El secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, dijo este miércoles que el estado comenzaría un conteo manual, condado por condado, de las boletas electorales de la elección presidencial que se completará el 20 de noviembre.
La revisión se produce cuando el presidente electo Joe Biden lidera actualmente por un estrecho margen de unos 14 mil votos en el estado, donde votaron unos 5 millones de residentes, dijo el secretario de estado.
El recuento solo se aplica a la elección presidencial y no afectará la del Senado del estado, que se dirigen a una segunda vuelta en enero.
Raffensperger dijo que la fecha límite para la certificación es el 20 de noviembre, por lo que la auditoría debe estar terminada para entonces.
La campaña del presidente Donald Trump dijo este miércoles en una llamada con periodistas que había encontrado irregularidades en la votación generalizadas, pero citaba poca evidencia. Anteriormente, emitió una lista de cuatro personas muertas en el estado cuyos nombres podrían haber estado en las boletas emitidas.
El representante Doug Collins, un republicano de Georgia, dijo que a los residentes del estado "se les negó su derecho al voto" y que la campaña estaba "investigando problemas de recolección de votos y comparación de firmas".
Raffensperger llamó a la revisión una "auditoría, escrutinio y recuento", todo en uno.
Raffensperger fue criticado esta semana por otros líderes republicanos estatales, quienes pidieron su renuncia por su manejo de las elecciones.
La campaña de Trump elogió la decisión del estado en un mensaje de Twitter.
Trump y algunos de sus partidarios han pedido un recuento en Georgia, alegando fraude electoral pero proporcionando pocas pruebas. En su conferencia de prensa de este miércoles, Raffensperger dijo que si alguien tiene pruebas o sospecha de un voto ilegal, "tráiganoslo".
Una ley de Georgia establece que solo los tribunales pueden ordenar recuentos, pero el secretario de Estado pudo hacerlo mediante un proceso de auditoría ya planificado. Inicialmente se suponía que la elección estaría sujeta a la llamada auditoría de limitación de riesgo, que generalmente comienza con una muestra limitada de boletas y se amplía a más solo si se encuentran errores. Debido a que el margen en la carrera presidencial es pequeño, el tamaño de la muestra habría sido tan grande que tenía más sentido contar todas las papeletas, dijo Walter Jones, portavoz de la oficina.
Las decisiones sobre cómo asignar personal al recuento se dejarán a los condados, pero Jones dijo que la mayoría llamará a los trabajadores electorales que acaban de terminar el recuento. También dependerá de los condados pagarlo. Los trabajadores verificarán la versión impresa de cada boleta y crearán un recuento frente a los observadores de ambas campañas.