Mal parado terminó el gobernador saliente Cuauhtémoc Blanco luego del primer debate por la gubernatura de Morelos, donde la candidata que impuso no supo meter las manos ante los señalamientos de corrupción, opacidad y desvío de recursos que recayeron sobre el exfutbolista e incluso hizo un tímido intento de deslinde durante el debate.
Con una desangelada intervención, marcada por la falta de propuestas y argumentación torpe al defender la imagen de su padrino político, Margarita González dejó claro por qué se había mostrado renuente en el pasado a participar en este ejercicio democrático, señalaron especialistas.
Tal fue el nivel de inexperiencia de la abanderada guinda que pronto pasó de responsabilizar por la inseguridad a quienes no votaron por partidos afines a su gobernador, a terminar deslindándose de su figura, todo sin mucho éxito, de acuerdo con analistas políticos.
Cuando Lucy Meza, candidata de la coalición ‘Dignidad y Seguridad por Morelos, Vamos Todos’, evidenció la complicidad que existe entre el gobernador y su candidata en los actos de corrupción y en las ineficiencias de la inseguridad, González Saravia intentó desviar su responsabilidad hacia los municipios gobernados por partidos no afines a la 4T sobre los problemas de inseguridad, acusando que no se han coordinado con el gobierno estatal.
En este sentido, la candidata del gobernador básicamente argumentó que el hecho de que en Cuernavaca ocurra 33 por ciento de los delitos registrados en la entidad se debe a que la ciudadanía votó por el PAN, en un intento por justificar los pésimos resultados en seguridad pública de Blanco Bravo sobre la crisis de violencia en la región en donde Cuernavaca ocupa el cuarto lugar nacional como ciudad con la peor percepción de seguridad entre sus gobernados, según la más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Urbana publicada por el INEGI.
Tanto fue así que, para sostener su mensaje de continuidad, la candidata afirmó que su modelo es el presidente Andrés Manuel López Obrador, desmarcándose lo más posible de la sombra de Blanco Bravo.
Sin embargo, esta estrategia fue contraproducente cuando Jessica Ortega, candidata de Movimiento Ciudadano, le recordó que cuando trabajó a nivel federal, fue la responsable de un uso irregular y opaco de los recursos derivados de la rifa del avión presidencial, que finalmente fue vendido en medio de una polémica gestión.
Por su incapacidad argumentativa y de respuesta ante los señalamientos sobre el partido que representa, especialistas coincidieron en que la candidata debatió tan nerviosa que, en un lapsus, terminó afirmando que “Soy la candidata de Lucía”.