Elecciones 2024

Pemex y tema energético, fiel de la balanza en debate lleno de ataques

La candidata opositora Xóchitl Gálvez, con duros embates y cuestionamientos, aprieta a una evasiva Claudia Sheinbaum.

Culparse de actos de corrupción, polemizar por las pérdidas con Pemex y hacer resonancia para las candidaturas locales, de ciudades con amplio padrón electoral, como la Ciudad de México y Veracruz, fueron las estrategias que aplicaron los candidatos presidenciales en el segundo debate organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), en los Estudios Churubusco.

El encuentro abrió con el tema de crecimiento económico, para lo cual Xóchitl Gálvez (PAN, PRI, PRD) se agarró de Pemex, pues durante la cuarta transformación ha costado 2 billones de pesos, que –a su decir– se habrían usado “en 8 millones de viviendas, dándole 250 mil pesos a cada persona, Pemex es un robadero. Vamos a hacer proyectos viables, vamos a aplicar austeridad de a de verás”.

Consideró que Sheinbaum es la “candidata del combustóleo”, por lo que ella ofrece “hacer de Pemex una empresa eficiente, no se va a privatizar, va a ser una empresa con un nuevo modelo de negocio…Tenemos que volver a las rondas para el tema petrolero y las subastas eléctricas”.

Justificó que sin el sector privado, no se podrían hacer los 100 parques industriales que promueve su rival. “Es decir, negocios sucios, con energías limpias”, replicó Claudia Sheinbaum (Morena, PT, PVEM).

Esta vez Sheinbaum sí atacó a la opositora, replicando la estrategia de colocarle apodos: “La candidata corrupta del PRIAN”, y el tema de la  “priandilla” del cártel inmobiliario.

Dado que se le culpó de pérdida de empleos durante la pandemia de covid-19, la candidata oficialista replicó que Xóchitl obtuvo 17 contratos cuando fue funcionaria, y cada vez que puede “se sirve” del gobierno.


Como había anticipado, la morenista defendió al gobierno al resaltar el control de la inflación, el aumento en empleos y salarios, la disminución de la pobreza e hizo campaña por la reforma de pensiones.

“Te crees neoliberal. Hablas de puros datos macroeconómicos, y la realidad es que a la gente no le alcanza”, replicó Gálvez.

En contraste, optó por romper la cuarta pared  y se dirigió a la audiencia y lanzar una propuesta: “Todo el que gane menos de 15 mil pesos, no le vamos a cobrar impuestos”.

Dado que Xóchitl presumió que ella sí electrificó a todos los pueblos indígenas cuando fue directora de la Comisión para los Pueblos Indígenas, la morenista le recordó que en el caso Atenco, cuando querían comprar terrenos por cinco pesos, “guardó silencio”.

Gálvez también recordó que “ningún hombre me da instrucciones, me mando sola”, y lanzó un señalamiento directo contra Claudia y “la robadera de su exesposo Carlos Imaz”, cuando fue jefa delegacional en Tlalpan.

Replicó la estrategia que se usó en el debate capitalino, y le sacó una botella con agua de Iztapalapa, que aseguró contiene heces fecales.

“Sé que no va a voltear, no le importa. Ojalá te eches un traguito para que veas lo que toman en la ciudad”, lanzó.

La opositora también dio pie para criticar a Rocío Nahle, aspirante de Morena en Veracruz, pues con 15% de la “robadera” que hizo con la refinería de Dos Bocas,  se habría potabilizado el agua.

Jorge Álvarez Máynez, de MC, resaltó que Nahle no cumplió con eliminar el IEPS, algo que prometió cuando fue diputada, y se pronunció por cancelar refinerías y termoeléctricas.

Xóchitl colocó un último adjetivo para la puntera: “Narcocandidata. Me apena, pero pues ni modo, pertenece a ese partido”.

Al final, Gálvez Ruiz repitió las preguntas que le hizo a Sheinbaum y que ésta no quiso responder, sobre si “se robó una casa”, sobre las cuentas de su familia en paraísos fiscales, o sobre si actuará contra la presunta corrupción de los hijos del Presidente en la obra del Tren Maya. La aspirante morenista se limitó a negarlo todo y a decir que “son mentiras de la corrupta”.

Los candidatos aprendieron de los errores que cometieron en el primer debate. Sheinbaum Pardo procuró relajar el rostro y sonreír; Gálvez dejó la cara de enojo y desesperación, se armó con tarjetas más grandes, para no perderse y procuró sonreír, y Álvarez Máynez ya no mantuvo su sonrisa fingida permanentemente.

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