La búsqueda de alternativas sustentables como combustible de las aeronaves comerciales, ya no es sólo un planteamiento de las empresas y de los gobiernos que desean cumplir con las metas sobre desarrollo sostenible de las Naciones Unidas hacia el 2030, sino que se han vuelto una realidad de la industria.
En el último año, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés) estimó que se realizaron 450 mil vuelos con el uso de Combustible Sostenible de Aviación, conocido como SAF, que típicamente es producido con bases vegetales y mezclados con energéticos fósiles convencionales.
“El creciente número de aerolíneas que firman acuerdos de compra con productores es un mensaje inequívoco a los mercados de la necesidad de incrementar la producción de SAF; en lo que va de 2022 (a diciembre), se han firmado unos 40 acuerdos de compra”, refirió la IATA que representa a más de 290 líneas aéreas en el mundo.
En México, por ejemplo, esta industria ha convocado a la academia junto a la Iniciativa para los Combustibles Sostenibles de Aviación en México (ICSA), Viva Aerobus y Volaris, a trabajar con Airbus para evaluar cómo el país puede acelerar la producción de energéticos y la diversidad de biomasa como fuente de innovación y crecimiento económico sostenible.
Aunque a nivel mundial, el 2022 marcó el boom en la producción de los combustibles sostenibles usados por las aerolíneas, la cual se triplicó durante dicho lapso, el problema de la industria aérea sigue siendo el de la fabricación porque, aunque se tenga una demanda de biocombustibles más alta, no se cuenta con la infraestructura necesaria para generarlos, reconoció Willie Walsh, director general de la IATA.
“Las aerolíneas han consumido hasta la última gota, incluso a precios elevados. Si se hubiera producido más, se habría comprado, lo que demuestra que se trata de un problema de suministro y que las fuerzas del mercado por sí solas no bastan para resolverlo”, remarcó.
Bajo ese escenario, Willie Walsh afirmó que son necesarios los incentivos de los gobiernos para que la producción se incremente y se adecúe a las metas trazadas por la industria aérea.
Cabe señalar que las empresas se han comprometido a llegar a cero emisiones netas de dióxido de carbono para 2050 y estiman que los SAF son un factor sin el cual no se podrán lograr los objetivos.
Se prevé que el uso del Combustible Sostenible de Aviación podría mitigar las emisiones en un 65 por ciento, lo que requerirá una capacidad de producción de 450 mil millones de litros anuales para la mitad del siglo.
“Para cumplir con el compromiso cero neto de la aviación, las estimaciones actuales indican que SAF representará el 65 por ciento de la mitigación de carbono de la aviación en 2050″, calculó la IATA a mitad del año pasado.
La aviación es responsable del 2 por ciento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, un dato que busca ser reducido por la IATA, que pide a los gobiernos dar incentivos para aumentar la producción de SAF y llegar a 30 mil millones de litros en 2030.
Otro de los principales retos a vencer para el consumo de combustibles sostenibles continúa siendo el precio, ya que la turbosina convencional ha tenido un fuerte aumento, llegando a representar el 40 por ciento de los costos operativos de una línea aérea, el SAF es entre dos y cuatro veces más caro que los energéticos usuales.
Durante 2022 se anunció la primera planta de biocombustibles de aviación para América Latina, que será puesta en marcha en Paraguay por la empresa BSBIOS, la cual a partir del 2025, producirá combustibles a base de diversos aceites para aviones.