En el escenario automotriz mexicano, las armadoras chinas como BYD, Geely, GAC, JAC, MG y Chirey, emergieron como actores clave en la aceleración del desarrollo de vehículos híbridos y eléctricos (HyE).
China es el principal productor de autos, con alrededor de 27 millones de unidades anuales, casi el triple de que las que produce Estados Unidos y cuatro veces de las de Japón.
Además, ‘el dragón asiático’ ha exportado más de 7.7 millones de autos electrificados y se espera que para fin de año su producción llegue a los 13 millones anuales.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Distribuidores Automotores (AMDA), las marcas chinas que operan en México tienen una cuota de mercado de 20 por ciento en las ventas de autos en lo que va del 2023, pero su penetración crecerá en la medida en que aumenta su presencia en el país.
Armando Cortés, director general de la Industria Nacional de Autopartes (INA) dijo a El Financiero que la entrada de autos chinos al país intensificará la competencia entre fabricantes y agilizará los incentivos en los vehículos eléctricos.
“Hasta el momento, las empresas chinas son importadoras de vehículos, todavía no hay una presencia industrial de marcas chinas en México, en cuanto eso se empiece a dar, que empresas chinas establezcan plantas de producción o ensamble en México, seguramente eso va a estimular el desarrollo de una cadena de proveeduría”, enfatizó el director de la INA.
Armadoras como BYD, Geely, Jetour y Chirey expresaron sus intenciones de mudar su producción a México para exportar a la región incluso hacia Estados Unidos.
En tanto otras marcas chinas de camiones y vehículos comerciales como JAC Motor, Shacman y Foton, también planean ampliar sus líneas de ensamble en el país, desarrollar sus propias fábricas o acelerar sus volúmenes de importación.
Odracir Barquera, director de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), señaló que el avance de marcas asiáticas en el país ha generado inquietud en algunos sectores, debido a la amplia oferta de vehículos eléctricos que traen y también a la falta de infraestructura de carga del país.
“Hay que asegurar es que las empresas en general tengan suficiente infraestructura de servicio para el consumidor, que el consumidor tenga la suficiente certidumbre de lo que va a obtener, que estén bien atendidos”, dijo en entrevista.
Señaló que las empresas chinas ven un mercado muy grande en AL que quieren aprovechar y algunas incluso con intención de entrar al mercado de Estados Unidos desde México.
Por otro lado, en China las alianzas entre armadoras y proveedores locales, así como el impulso de una política industrial han hecho que la producción y exportación de vehículos eléctricos sea más agresiva.
Por ejemplo, Tesla inició la producción en China con más de 0.5 millones de unidades al año, mientras que BYD se ha aliado con Toyota y Hino para desarrollar tecnología conjunta.
Amenaza incertidumbre
La evolución hacia vehículos cero emisiones en la industria automotriz, abarcando desde autos ligeros hasta camiones pesados, se ve amenazada por una serie de trabas gubernamentales y la falta de certeza energética, ante la falta de incentivos y políticas públicas claras para el impulso de la electromovilidad.
En medio de la carrera de diversas marcas por adoptar tecnologías más limpias, el presidente de la AMIA, José Zozaya, destacó la necesidad de superar obstáculos burocráticos y agilizar los procesos gubernamentales para garantizar una transición eficiente hacia vehículos de baja emisión.
“Tenemos que ser más eficientes en la administración pública federal, estatal y municipal, las famosas ventanillas únicas hay que promoverlas para que sean ágiles, que la inversión pueda ser rápida en nuestro país y pueda operar fácilmente sin trabas burocráticas”, dijo.
En México, armadoras como Tesla, General Motors, BMW y Ford han anunciado inversiones para producir vehículos eléctricos, mientras que las principales urgencias de la industria para aumentar el mercado de híbridos y eléctricos se centran en la certeza energética, generación de energía limpia, infraestructura de carga e incentivos.
“Urge una certeza en la infraestructura energética, independientemente de cuál sea el combustible, desde diésel de ultra bajo azufre, gas natural vehicular, electricidad y en el futuro hidrógeno”, comentó Miguel Elizalde, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT).