En los últimos meses se ha perdido casi 20 por ciento de los monos aulladores mexicanos (Alouatta palliata) que habitan en los bosques del sureste de México, por causas que permanecen inciertas, y, debido al olvido del gobierno y la iniciativa privada, se prevé que esta especie corra el mismo camino de extinción que el lobo mexicano, la totoaba y el jaguar, advierten ambientalistas.
El último conteo establece que han muerto alrededor de 217 monos aulladores de los mil 100 que se tenían censados, lo que representa un duro golpe para una especie en peligro de extinción, de acuerdo con la NOM-059-SEMARNAT-2010.
“Se tenía un censo en la zona de mil 100 monos aulladores palliata, entonces, si en este momento ya vamos cercanos a los 217 en mortalidad calculada, pues ésta ya es superior al 19.7 por ciento, lo cuál en cualquier evento es un número alarmante”, alertó Fabiola Espinosa, profesora investigadora de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Señaló que, en términos generales, las acciones gubernamentales y de la iniciativa privada han sido insuficientes para atender la emergencia de los monos aulladores. Ejemplificó que, en el caso del Tren Maya, las empresas aprovecharon las oportunidades para construir, sin considerar el impacto ambiental.
“Considero que las acciones gubernamentales han sido limitadas para la atención de esta emergencia en particular de los monos aulladores (...) por el lado de la sociedad privada deben comprometerse a evaluar”, apuntó Espinosa.
Al respecto, Grupo Xcaret descartó actualmente o en el mediano plazo sumarse a algún proyecto de salvaguarda del mono aullador, sin embargo, compartieron que junto, con la fundación ConMonoMaya colaboran en la preservación del mono araña, además de que desde 1994 se sumaron al programa de reproducción y preservación de la Guacamaya Roja. Además, acompañan el Programa de Protección de Tortugas Marinas, y el Programa de Conservación de Corales.
Fabiola Espinosa relató que la muerte de los monos coincidió con una de las olas de calor que se tuvo en la región, y por ello se pensó que esto provocó su muerte, sin embargo, también se considera que se debe a la migración de partículas por los incendios en la región o algún virus o intoxicaciones por agroquímicos.
“La pérdida del hábitat con tanta tala ilegal, incendios, deforestación, es algo que extingue a las poblaciones, conforme se fragmenta el hábitat van quedando poblaciones aisladas y eso genera que se apareen con sus congéneres y eso trae consecuencias como que su sistema inmune no sea el mejor o con problemas genéticos”, explicó Dulce Díaz, bióloga fundadora de ‘Pregúntale al biólogo’.
Las especialistas compartieron que, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) realizaron estudios toxicológicos que fueron negativos.
“Es súper necesario que la industria privada también se sume, porque se necesita muchísimo dinero, los animales no te van a pagar, uno lo hace porque queremos que el hábitat y los animales estén bien, lo que sí siempre debe hacerse acompañado de expertos, porque luego para limpiar su imagen hacen reforestaciones con especies invasoras”, acotó Díaz.
Actualmente, la mortalidad de los monos aulladores palliata es cuatro veces superior a la que enfrentamos los humanos durante la emergencia sanitaria del Covid-19, que rondó el 4 por ciento.
Los últimos datos disponibles de la Semarnat son de 2018, lo que significa que no se realizó un censo durante este sexenio, sin embargo, desde entonces ya colocaban al mono aullador entre las 535 especies en peligro de extinción.
“La emergencia inició aproximadamente el 5 de mayo, en la región de la Chontalpa de Tabasco y de Chiapas, hay un monitoreo desde hace cinco años por parte de la organización como Conservación de la Biodiversidad del Usumacinta (COBIUS), y es por eso que se dieron cuenta de la aparición de monos aulladores muertos”, dijo Espinosa.