La baja de la calificación en seguridad aérea de México, por parte de la Agencia Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, impactará el proceso de reestructuración de Aeroméxico que actualmente está bajo la protección del Capítulo 11 y tiene un préstamo del fondo de inversión Apollo por mil millones de dólares.
Expertos estiman que Aeroméxico tardaría entre seis y ocho meses más en salir de la protección bajo la Ley de Bancarrota en Estados Unidos e incluso el proceso podría extenderse hasta 2023 o un par de años más de lo presupuestado por Andrés Conesa, director general de la aerolínea, quien buscaba que, al final de 2021 la aerolínea volviera a tener finanzas sanas.
“Como consecuencia (de la baja calificación en seguridad aérea), la aerolínea tendría que ejecutar nuevas rondas de recorte de costos incluyendo recortes en la nómina laboral así como de beneficios”, advirtió René Armas Maes, vicepresidente Comercial y asociado de MIDAS Aviation, consultora especializada en aviación en Londres.
Lo anterior, debido a que las aerolíneas mexicanas que transporten pasajeros y carga ya no podrán abrir nuevas rutas de México a Estados Unidos por la degradación a categoría 2 de la aviación nacional, aunque sus rutas actuales a la Unión Americana no se verán afectadas.
Lo anterior significa que las aerolíneas nacionales como Aeroméxico registran al menos un obstáculo adicional para expandirse y crecer sus vuelos a Estados Unidos, país con el que México tiene el mayor tránsito de vuelos internacionales.
En este sentido, el especialista dijo que Aeroméxico podría buscar nuevas fuentes de financiamiento para mantenerse en el aire.
El Financiero pidió una postura a la aerolínea, pero declinó hacer comentarios al respecto.
Brian Rodríguez, analista para Monex Casa de Bolsa, consideró que Aeroméxico se vería afectado por una recuperación más lenta en los volúmenes de pasajeros hacia Estados Unidos y sus planes de expansión.