El vuelo de Aeroméxico de cara a su salida del Capítulo 11 de la Ley de Bancarrota de Estados Unidos que le permitió reestructurar sus deudas tiene ya una ruta trazada que incluye el aumento de 55.8 por ciento en su volumen de pasajeros para el 2025, respecto a los clientes que movía antes del COVID en el 2019, además de añadir una mayor cantidad de aeronaves en su flota.
Según el Plan de Reorganización presentado en la Corte del Distrito Sur de Nueva York, las proyecciones del ‘Caballero Águila’ estiman que, para el cierre del 2025, los pasajeros movilizados rebasarán los 32 millones, es decir, casi el doble de los que prevén transportar al final de este año, cuando estarán cerca de los 16.8 millones de viajeros.
El plan de reestructura financiera de Aeroméxico contempla también una adición de 36 aeronaves entre el 2022 y el 2024, con lo que la aerolínea proyecta atender la demanda de viajeros nacionales e internacionales que, de acuerdo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), recuperará los niveles prepandemia en un par de años más.
No obstante, para que Aeroméxico aumente su flota e incremente el número de pasajeros, necesita inversión nueva para salir del Capítulo 11 e iniciar un proceso de fortalecimiento financiero a la par de la recuperación de la aviación en México y en el mundo por COVID.
Brian Rodríguez, analista del sector aéreo para Monex Casa de Bolsa, dijo que lo más importante de la reestructura es que contempla un nuevo grupo de inversionistas.
En el documento, de 320 páginas, presentado por la aerolínea se detalla que hubo reuniones con 50 posibles inversionistas con quienes se firmaron acuerdos de confidencialidad, sin embargo, en el mismo documento se presentan tres de los planes de financiamiento de salida.
El primero encabezado por Apollo, el fondo que inyectó mil millones de dólares a Aeroméxico para que la empresa pudiera reestructurarse financieramente. El trato ofrecido por Apollo consiste en convertir el ‘tranche’ 2 de la inyección inicial de capital por 800 millones de dólares a cambio del 83 por ciento del capital social de la aerolínea una vez que esté reorganizada. Con ello, Apollo se mantendría como un socio estratégico, a la vez que el 17 por ciento restante de las acciones de ese tramo podrán ser ofrecidas los acreedores no garantizados. A cambio, el fondo desembolsaría mil 350 millones de dólares con una valuación de la empresa de casi 5 mil 5000 millones de dólares.
De no aceptar esta propuesta, explica Rodríguez, el capital necesario para pagar el financiamiento a Apollo sería de cerca de mil 724 millones de dólares.
“Dicho monto está representado en un 68.9 por ciento de acciones nuevas, y el 31.1 por ciento restante en una nueva emisión de deuda. Adicionalmente son 100 millones de dólares por parte de Delta como capital”, detalló Rodríguez.
Otro conglomerado de posibles inversionistas, identificados como Ad Hoc Group, plantearon un crédito para pagar a Apollo los 200 millones de dólares por el primer segmento de capital; una oferta de capital por hasta mil 375 millones de dólares, además del pago a los inversionistas del tramo 2 que decidan no convertir su deuda en acciones de la empresa ‘sana’.
También se presentó la propuesta de un grupo de ‘demandantes’ comerciales que estiman respaldar una oferta de 900 millones de dólares a cambio del 50 por ciento de una de las series de acciones convertibles emitidas por Aeroméxico. Ad Hoc Group y los demandantes comerciales presentaron una propuesta conjunta.
“Estamos confiados en que Aeroméxico va a salir antes de este año, a diferencia de Avianca que no tuvo postores, en Aeroméxico ha habido bastantes, hay muchos inversionistas interesados”, apuntó José Gual, secretario general de Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA).
¿Plan optimista?
Para René Armas, consultor aeronáutico internacional, las previsiones en los fundamentales de Aeroméxico, como el costo del combustible, así como el movimiento de pasajeros resultan optimistas.
“Esto es optimista ya que Aeroméxico espera recuperar el total de su capacidad del 2019 en un 103 por ciento y 127 por ciento para fines de 2022 y 2023, respectivamente”, indicó Armas Maes.
Aeroméxico proyectó un precio del barril de petróleo, que orienta el precio de la turbosina, por encima de los 65 dólares, con aumento de un 30 por ciento al cierre del 2023, además de un alza del 60 por ciento en los dos años subsecuentes.
Dado que el precio del combustible es uno de los costos de operación que más recursos requieren (cerca del 32 por ciento para Aeroméxico), Armas Maes explicó que esto tendrá que traducirse en un mayor costo de los vuelos para el pasajero final.
Tanto para Armas Maes como para Rodríguez, la recuperación del tráfico de pasajeros de Aeroméxico, sobre todo el internacional, también estará presionado por la degradación a categoría 2 que mantiene la autoridad aeronáutica en México desde mayo y, la cual, podría permanecer hasta finales del primer semestre del año siguiente.