El uso de la firma electrónica en contratos o trámites genera ahorros de tiempo a las empresas, de una semana a minutos; mientras que en términos económicos no tienen que gastar hasta tres mil pesos en notarios. Sin embargo, la falta de conocimiento y adopción cultural frena su adopción en el país, dio a conocer Alejandro Martínez, CEO de Sora, startup enfocada en identidad digital.
El directivo señaló que el uso de esta herramienta ha aumentado, principalmente por la pandemia de COVID-19, y existe cada vez más interés en las empresas de hacer la transformación digital de todos sus procesos jurídicos, lo que los llevó a tener un crecimiento de 150 por ciento al cierre del año pasado.
Previó que será en el segundo semestre del 2022 cuando el uso de las grandes empresas de la firma electrónica permee a las medianas, principalmente, ya que han detectado que las Micro y Pequeñas firmas no tienen como prioridad el uso de esta herramienta, porque están más enfocadas en vender y sacar a flote su negocio.
“El escenario que trajo el COVID-19 nos obligó a buscar nuevas formas de hacer todo digital. Falta mucho por parte del Gobierno también para que las empresas y personas podamos gestionar trámites de forma remota. Ese escalón es el que falta para convertirnos en una nación digital”, expresó.
Dijo que el desafío más grande es el cambio cultural, porque algunos corporativos esperan a que otros actores del mercado lo adopten para hacerlo, o por la edad de algunos integrantes de las compañías hace más tardados los procesos, pero sólo “son miedos, como la primera vez que usamos internet”.
Bajo la autorización del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Sora ha permitido la firma de casi dos millones de documentos de más de 100 mil usuarios. Para 2022, buscará expandir el número de clientes que tienen y hacer otra ronda de inversión para finales de año, luego de los 1.5 millones de dólares que captó hace unos meses.