Alejandro del Valle, un empresario poco conocido en la cúpula de los negocios, vio en la compra de Interjet la posibilidad de acceder a las “grandes ligas”. La adquisición de la aerolínea, que estaba a punto de quebrar en junio del 2020, se hizo rápidamente, narran testigos de la transacción y caída de la aerolínea entrevistados por El Financiero.
“Del Valle compró Interjet en una comida, se dio la mano (con Alemán Magnani), y venga pa´ adentro: los dos se autoengañaron, uno porque pensaba que iban a salir bien librados y otro que estaba pensando un supernegocio “, comentó una de las personas más cercanas al proceso.
Una fuente con conocimiento de la situación reveló que, tras la compra de Interjet, cuando se le reveló la verdadera deuda fiscal, unos 29 mil millones de pesos, Alejandro del Valle interrumpió la reunión en la que estaban.
“Me dijo que le habían dado ganas de vomitar cuando se enteró del tema fiscal, le cambió la cara, de hecho, pidió un descanso”, narró la fuente. Del Valle no supo el tamaño del embrollo en el que se había metido con la compra de Interjet que tenía adeudos fiscales desde el 2013, además que había generado pérdidas netas por más de 2 mil 700 millones de pesos.
El panorama que presentaron los asesores financieros y de reestructura a Del Valle pudo haber sido sorteado, pero el dueño no tenía el capital para mantener a la aerolínea a flote, además de que buscó resolver el tema por la vía de los contactos.
“Se había generado una estructura de doble tributación en Irlanda: los dueños (Del Valle y Alemán) siempre pensaron que los problemas fiscales los iban a solucionar en otro foro, pero el problema es que llegan las penalizaciones”, detalló una fuente.
La situación financiera de Interjet era desastrosa: pasivos, adeudos fiscales, además de que se aprovechaba el flujo de efectivo para dar ganancias a otras empresas de la familia Alemán. Por ejemplo, Grupo Alemán (Galem) compraba la turbosina y se la vendía a Interjet con un sobrecosto del 25 por ciento.
Inyección de capital que no llegó
Aun con el problema financiero y la empresa casi en quiebra, a finales del 2020 se tenía un plan de reestructura viable: ir a concurso mercantil, conseguir quitas del 70 por ciento, inyectar recursos, reducir la estructura de la aerolínea con una flota menor, así como una planta laboral adecuada, pero Del Valle recibió una propuesta.
“Los mensajes llegaban de la administración del gobierno, con propuestas que no tenían sentido, desde el gobierno se quería decir cómo hacerlo”, recuerda una de las fuentes. Los mensajes del gobierno provenían de Julio Scherer Ibarra, exconsejero jurídico de la Presidencia. Por un momento, Del Valle sorteó la posibilidad de alcanzar una solución con el gobierno, pero no contaba con los recursos necesarios.
Después, vino la debacle de Interjet: sin recursos, porque los 150 millones de dólares que iba a inyectar Del Valle nunca llegaron, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) intervino la caja, los trabajadores se quedaron sin sus sueldos y la turbosina comenzó a escasear debido a la falta de pago.
Se cae la opción del concurso
La huelga estalló el 8 de enero del 2021. Pero incluso en ese escenario, la empresa volvió a buscar reestructurarse. En la primera mitad del 2021, la administración de Interjet recibió un nuevo plan financiero, con los pasivos ya estudiados a profundidad y con una salida viable.
El plan era volver con 12 a 15 aviones, con operaciones exclusivamente en México, porque había adeudos en Estados Unidos y Colombia, y no había recursos para pagar. Se haría un concurso mercantil, se renegociarían los pasivos y se buscaría un fondo de inversión por unos 350 millones de dólares, para luego recontratar a los empleados con un sistema de menor retribución y un esquema de bonos de productividad.
“Había fondos americanos, de todos los perfiles, especializados en temas de aviación, pero el problema era con el deudo con el SAT, a quien intentaron engañar. La falta de claridad del equipo directivo empantanó más las negociaciones, no había buenas prácticas ni recursos”, relata otra fuente.
“A la compañía no le gustó el plan porque era un due dilligence, tenían que gastar dinero, Del Valle no dio el paso, pensó que podría hacerlo de otra forma”.
Así, el último intento serio de revivir la empresa, con los fondos, se escapó en julio del 2021. Desde entonces, Interjet ha sido abandonada, con los dueños sin recursos, además de los pasivos acumulados, con promesas incumplidas y con más de 5 mil empleados sin cobrar sus liquidaciones ni sueldos caídos.