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GP Las Vegas: Fórmula 1 provoca apatía en la ‘Ciudad del Pecado’

Los costos de las entradas a las carreras en la llamada ‘Ciudad del Pecado’ cayeron 93% y la demanda de habitaciones disminuyó. Hay dudas de su popularidad en EU.

Una razón importante para los índices de audiencia más bajos y la menor venta de entradas puede ser la falta de suspenso del circuito. [Fotografía. Especial]

Se suponía que el primer Gran Premio de Las Vegas en cuatro décadas sería la última gran victoria deportiva para la Ciudad del Pecado. Sin embargo, en los días y semanas previos al inicio del evento, los precios de las entradas y de las habitaciones de hotel han caído, una señal de que el entusiasmo en torno al evento disminuye.

Una perspectiva muy diferente de lo que ocurrió en “Tierra Azteca”, donde los aficionados agotaron los boletos para el GP de México 2024 en menos de una hora.

El año que entra el GP de la Ciudad de México se realizará del 25 al 27 de octubre en el Autódromo Hermanos Rodríguez. Este sería el penúltimo año que se realizaría en el país según lo estipulado en el contrato. Sin embargo, seguidores del deporte, marcas patrocinadoras, entre otros esperan que el organismo rector extienda la vigencia en México por un par de periodos más tras su término en 2025.

En cambio, en Las Vegas, Liberty Media, propietaria de la F1, redujo las expectativas de ganancias para la carrera que se llevará a cabo este fin de semana, achacando costos inesperados. La caída de los precios plantea dudas sobre si los patrocinadores de la carrera sobreestimaron la popularidad del deporte en EU.


“En Las Vegas, se trata de hospitalidad corporativa, de paquetes de 5 millones de dólares; en realidad no se ve mucha participación regular de los fanáticos”, dijo Vincenzo Landino, productor de medios digitales que escribe el Qualifier, un newsletter sobre la F1.

Las entradas más baratas para la carrera del jueves y viernes se venden por 119 y 259 dólares, según el revendedor TickPick, ambas en menos de la mitad de lo que costaban hace un mes. Para el evento principal del sábado, los fanáticos desembolsarán 807 dólares, una reducción de 93 por ciento en comparación con los mil 645 dólares.

La caída se debe en parte a los revendedores que se abastecieron de boletos cuando salieron a la venta por primera vez. Ahora, con menos demanda de la esperada, tienen que aceptar precios más bajos.

Mientras tanto, operadores hoteleros como Wynn Resorts que deliberadamente retuvieron habitaciones, esperando ofrecerlas a los grandes apostadores, ahora las ponen a disposición de cualquiera que tenga una tarjeta de crédito. Los complejos turísticos de alto nivel como el Venetian Las Vegas tienen habitaciones por unos 700 dólares la noche, no mucho más que otros fines de semana populares.


El contrato de 10 años de la F1 para albergar una carrera en Las Vegas es el último premio para la ciudad turística que rápidamente se está convirtiendo en capital mundial del deporte y las apuestas deportivas. En los últimos años ha dado la bienvenida a equipos profesionales de hockey y fútbol americano, así como al plan de reubicación de los Atléticos de Oakland. En febrero, la ciudad será sede del Super Bowl, el primero en Nevada.

Las Vegas lleva meses preparándose para este espectáculo, colocando autos de carreras en los vestíbulos de los hoteles y publicitando paquetes de experiencias de un millón de dólares, así como cenas a base de caviar comisariadas por Jean-Georges y Mario Carbone.

En la conferencia telefónica de principios de este mes, el director ejecutivo de Liberty, Greg Maffei, señaló los costos iniciales de la carrera de Las Vegas, incluida la seguridad adicional, el diseño de una aplicación, la planificación del tráfico y una ceremonia de apertura que, según dijo, no se repetirá.

Una razón importante para los índices de audiencia más bajos y la menor venta de entradas puede ser la falta de suspenso del circuito. Después de ganar un récord de 15 carreras en 2022, Max Verstappen, la estrella de la escudería Red Bull, ha ganado 17 de 20 carreras en lo que va de temporada. Ya se ha asegurado el título de campeón del mundo de este año y Red Bull el título de Constructores.

Futuro más promisorio

La F1 todavía puede ganar mucho dinero más allá de la venta de entradas, gracias a los patrocinios y la hospitalidad corporativa. Sobre el papel, Liberty lo ha hecho todo bien. En 2020 contrató a Stefano Domenicali, el exlíder de Lamborghini, para dirigir las operaciones. Flexibilizó los restrictivos acuerdos de televisión para que los clips de carreras pudieran compartirse en plataformas digitales como YouTube. Lanzó una aplicación de streaming por suscripción y una plataforma de deportes de fantasía. Otorgó licencias de datos a canales de apuestas.

Impulsado por el dramatismo de Drive to Survive la F1 amplió su atractivo a nuevos mercados, incluido Estados Unidos.

En 2016, Liberty adquirió la F1 en un acuerdo valorado en 4 mil 400 millones de dólares. Desde entonces, las ventas y utilidad han aumentado alrededor de un 40 por ciento.

La compañía tenía un precedente prometedor antes de desembolsar 240 millones de dólares en la compra del terreno que se convertiría en el pit lane y paddock de la carrera de Las Vegas. El Gran Premio de Austin de Texas fue un éxito desde el principio en 2012, con los conductores entusiasmados con su pista exclusiva (a diferencia de las pistas callejeras creadas temporalmente en ciudades como Las Vegas) y los espectadores contentos por su asequibilidad y accesibilidad para los fanáticos “reales” de las carreras.

“Austin sigue siendo la única carrera en la que [los fanáticos] tienen la certeza de que tendrán una buena experiencia”, dijo Nicole Sievers, una de las dos productoras del pódcast Two Girls 2 Formula. “Verán buenas carreras y no les costará un riñón”.

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