Cuando se le pregunta al subsecretario de transporte, Rogelio Jiménez Pons, si el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) está en peores condiciones en comparación con el inicio del sexenio, el funcionario asiente y asegura que el principal aeropuerto del país necesita intervención radical.
“El aeropuerto debe tener una intervención radical, las salas están saturadas, sí (está peor que al comienzo): el tiempo es canijo, los deterioros están a la vista”, admite el funcionario.
El AICM dejó de recibir mantenimiento porque estaba destinado a cerrar una vez que el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), ubicado en Texcoco, comenzara a operar. La cancelación de este, a inicios del 2018, puso en jaque las condiciones del que sigue siendo el principal aeropuerto del país y generó problemas debido a la fuerte carga financiera que pesa sobre el ‘Benito Juárez’.
La cirugía mayor del AICM no pudo ocurrir durante este gobierno, pues se priorizó al AIFA, no solo desde el discurso, sino con apoyo del presupuesto, pues pese a que uno solo recibe una décima parte de viajeros, tiene la misma tajada presupuestal.
Jiménez Pons agrega que incluso la terminal 2, que recién fue rehabilitada estructuralmente, no tendrá una funcionalidad con las mejoras que puedan rebasar el siguiente sexenio.
“La terminal 2, en la que se hizo una intervención importante para darle vida, es una que no va a durar más de 6 años, es una bronca todo eso, por eso se redujeron los slots, no es un problema aéreo, es un problema en tierra”, refiere el funcionario.
Aun con la reducción de slots, la terminal 2 del AICM ha aumentado su saturación por el alza de pasajeros en vuelos internacionales, por lo que el flujo de usuarios en el edificio ha crecido en el último semestre.
Ante ello, el siguiente gobierno, el de Claudia Sheinbaum, deberá hacer una remodelación integral del AICM, para el cual se cuentan con más de 30 soluciones: una de ellas, derribar por completo la terminal 1.