El Tren Maya deforestó más de 11 mil hectáreas en el sureste, liberando alrededor de 470 mil toneladas de carbono, según el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), que pertenece al Conahcyt.
Los investigadores destacan que el tramo 5, entre Cancún y Tulum, es el que más carbono liberó por hectárea, mientras que el tramo 7, de Bacalar a Escárcega, ha tenido un impacto significativo, afectando la Reserva de la Biósfera de Calakmul.
El proyecto, que cubre cinco entidades y tiene más de mil 500 kilómetros, generó una devastación forestal que ha sido revelada por estudios a medida que los trabajos se acercan a su final.
Los investigadores José Luis Hernández-Stefanoni, Juan Andrés Mauricio, Fernando Tun-Dzul, Francisco Chi-May y Juan Manuel Dupuy generaron un mapa de la densidad de carbono forestal para la construcción del Tren Maya, con lo que calcularon, inicialmente, la cantidad de carbono del megaproyecto.
Los expertos mencionan que los bosques como los que están a lo largo del Tren Maya, y que son mayoritariamente del tipo tropical, almacenan una parte importante de carbono.
“La deforestación, la fragmentación del hábitat, los incendios forestales y otros disturbios pueden provocar la pérdida de biomasa forestal y la liberación del carbono almacenado en la vegetación (y, en menor medida, en el suelo)”, apunta el estudio.
De esta forma, la tala de más de 11 mil hectáreas ocasionó la liberación de carbono que estaba contenida en esa flora.
El estudio detalla que la liberación de carbono a la atmósfera depende del tipo de flora: la selva mediana subperennifolia, que comprende casi la mitad de la vegetación deforestada, tiene una mayor densidad de carbono contenido, debido a su mayor altura; es decir, la tala de árboles de entre 15 y 25 metros en la Península de Yucatán ha sido la más registrada durante la construcción del Tren Maya.
“El Tramo 5 (Cancún - Tulum) tiene la mayor densidad de carbono por hectárea (43.6 ton/ha) en comparación con los otros tramos, y contribuye en mayor proporción al total de carbono removido”, apuntan los investigadores del CICY.
El tramo 5 ha sido en donde mayor cantidad de daños se han registrado. El gobierno planteó reforestar alrededor de 485 hectáreas con la flora desmontada en el tramo 5, pero el Órgano Interno de Control (OIT) del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) no pudo constatar ni siquiera la existencia del terreno para tal medida.
Adicionalmente, ambientalistas como Elias Siebenborn han documentado la colocación de una malla perimetral en las laderas del paso del ferrocarril, lo que dificulta el paso natural de la fauna que ya cobró la vida de al menos un par de animales en la zona del tren.
“Exigimos quitar la malla ciclónica en las partes en donde hay viaducto elevado y exigimos que paren el secretismo y mentiras sobre este asunto”, apuntó el ambientalista.
Si bien la concentración de carbono es más alta en el tramo 5, la extensión del séptimo segmento, que va de Bacalar a Escárcega fue el que más carbono liberado registra relacionado con la tala de selva, con 102.4 mil toneladas.
Los especialistas remarcan que el impacto del tramo 7 es potencialmente más fuerte no solo por el carbono liberado debido a la deforestación de 2 mil 500 hectáreas, sino por la generación posterior de un polo de desarrollo en las inmediaciones de la estación de Calakmul.
“Resulta especialmente preocupante en el caso del Tramo 7, debido al impacto que esto tendría en la Reserva de la Biósfera Calakmul, la más grande e importante de la península de Yucatán”, alertaron.
En suma, la emisión de carbono ligada a la deforestación de la selva se calcula en poco más de 470 mil toneladas de carbono y, aunque el estudio del CICY es uno de los más recientes y con menor margen de error, los investigadores estiman que es necesario hacer un reporte más exhaustivo que considere las áreas deforestadas en la construcción de almacenes, equipos y otra infraestructura utilizada para la construcción del tren.
Además, es necesario considerar el impacto que tendrán los polos de desarrollo, que contemplan asentamientos poblacionales en las zonas aledañas a la construcción del Tren Maya.