La Ciudad de México está a punto de convertirse en el escenario de una lucha 'encarnizada' entre tres servicios de transporte privado con la llegada de Beat, la startup propiedad de Mercedes Benz, en marzo de 2019.
La empresa competirá con Didi, el gigante del transporte con sede en Beijing que se encargó de 'sacar' a Uber de China, quien lanzará su servicio a más tardar en diciembre próximo, y con Uber.
"Queremos ser agresivos", afirmó Nikos Drandakis, cofundador y presidente ejecutivo de Beat, en entrevista telefónica. "Tenemos lo necesario como para captar una parte considerable del mercado de la Ciudad de México", agregó.
La firma del empresario de 55 años se ha consolidado en ciudades como Atenas y Lima, pero nunca ha competido contra Uber y Didi en algún mercado importante para esas empresas.
Para las compañías de transporte privado, la Ciudad de México aparece como un premio debido a una población que alcanza los 21 millones de personas, (incluyendo el área metropolitana) y a un inadecuado sistema de transporte público.
Además, en la capital del país existen muchas personas que buscan un trabajo complementario, lo que se traduce en potenciales conductores.
"Este es un mercado grande y también es uno bueno porque aquí la movilidad es un problema importante", explicó Fernando Páez, consultor de transporte del Instituto de Recursos Mundiales en la CDMX.
Drandakis y otros tres amigos fundaron Beat en Atenas en 2011 como una aplicación para encontrar taxis durante la crisis económica en Grecia. Actualmente un tercio de los 3.1 millones de atenienses utilizan el servicio, detalló el directivo.
Drandakis llevó el servicio a Lima en 2014, en donde Beat empezó ofreciendo sus servicios a conductores en lugar de a taxistas y se convirtió en la aplicación número uno, duplicando sus viajes cada año y dejando atrás a Uber, quien llegó a la ciudad alrededor del mismo año.
Mercedes Benz, el dueño de Daimler, vio el potencial de la aplicación y compró Beat en 2017, en una transacción valuada en 45 millones de dólares.
Desde entonces, la compañía cuadriplicó su número de trabajadores (ahora son 400) y se expandió a Bogotá y Santiago, en Colombia y Chile, respectivamente, en donde sumó un millón de clientes en su primer año.
Ahora el siguiente reto es la Ciudad de México, un desafío más difícil debido al tiempo que Uber ya lleva operando en la ciudad y a la llegada inminente de Didi.
De hecho, Beat ya había intentado iniciar a dar su servicio en la CDMX en 2014, pero fue obligada a abandonar la operación por falta de recursos.
Gracias al dinero de Daimler, Drandakis pudo enviar en junio a un equipo de cinco personas a la CDMX para diseñar su propuesta para la urbe chilanga.
El fundador de Beat espera que en el proceso de reclutamiento puedan sumar a miles de conductores y empezar a armar un equipo fijo de entre 40 a 50 personas. ¿El objetivo? Convertirse en la compañía número uno de transporte privado en la CDMX en un periodo de tres años.
"Somos una compañía chica, pero también somos ágiles y capaces de innovar más rápido que nuestros competidores", aseveró.