No sólo la gasolina es más cara en México que en Estados Unidos, también otros combustibles como la turbosina.
La drástica reducción en la producción de este carburante por parte de Pemex y su creciente importación -con el consecuente efecto del tipo de cambio en su costo- provocaron que se ampliará el diferencial del precio entre estos mercados, por lo que actualmente las líneas aéreas pagan 32 por ciento más por la turbosina en 'tierra azteca' que en el país que gobierna Donald Trump.
En mayo de 2017 el precio del galón de la turbosina en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) estaba en 36.2 pesos, mientras que su costo promedio en el aeropuerto de Los Ángeles y de Nueva York alcanzó el equivalente a 27.5 pesos, de acuerdo con información de Bloomberg y Pemex.
Se trata de un diferencial que se originó a lo largo de los últimos 30 meses. Al cierre de 2014, cuando empezó a caer el precio del petróleo e inició la depreciación de la moneda mexicana, el combustible era apenas 0.6 por ciento más caro en México que en Estados Unidos. A finales de 2015 ese porcentaje aumentó a 22.3 por ciento.
A diferencia de hace tres años, cuando la turbosina importada representó el 15.5 por ciento del total consumido por las aerolíneas en México, en abril de 2017 este porcentaje ascendió a 45.6 por ciento, según datos de la Secretaría de Energía.
Al tiempo que las refinerías en México comenzaron a reducir la producción de dicho petrolífero -por la crisis de Pemex-, la demanda del combustible aumentó 40 por ciento en tres años ante la expansión de las operaciones de las aerolíneas, reflejo a su vez del 'boom' turístico.
Al importarse la turbosina se incurre en aranceles, mayores costos por pago a intermediarios, transporte, almacenamiento y distribución del combustible a los diferentes aeropuertos del país, explicó Ramsés Pech, analista del sector energético de Caravia y Asociados.
"México no cuenta con un sistema de ductos que sí hay en Estados Unidos, entonces en la frontera hay que transportar el hidrocarburo en pipas o en ferrocarril y eso cuesta. El país dejó de producir en refinerías la turbosina necesaria por mantenimiento y por paros en instalaciones a falta de insumos primarios como agua e hidrógeno luego de los recortes presupuestales (del gobierno)", comentó el especialista.
Para José María Flores, analista de Ve por Más, es natural la diferencia del precio de la turbosina en México y Estados Unidos.
4% adicional se elevaron las tarifas en México dutante el 1T17.
"Algo similar sucede con los precios de las gasolinas donde los impuestos encarecen (el combustible), y ese aumento de costos se le transfiere al consumidor final", agregó el experto.
Según datos del INEGI, hasta la primera quincena de junio de 2017 los precios del transporte aéreo acumularon un alza 4 por ciento. Esto se suma al incremento de 6 por ciento que se observó en todo 2016.
A nivel global, el combustible es el principal costo de operación para las líneas aéreas en todo el mundo.
Los reportes del primer cuarto de 2017 de Aeroméxico, Volaris, Interjet y VivaAerobus revelan que en promedio la turbosina pesó 29.1 por ciento en los costos del sector. Un año antes era de 20.1 por ciento.
En el caso de las aerolíneas internacionales, incluidas las estadounidenses, europeas y sudamericanas, ese porcentaje se ubicó en 20.1 por ciento a marzo del presente año. "Desde luego que los mayores precios del combustible afectan la rentabilidad de las aerolíneas nacionales", expuso Flores.
Entre el primer cuarto de 2016 y el mismo lapso del 2017 el margen de flujo operativo de las líneas aéreas en México se redujo en casi 16 puntos porcentuales, al situarse en 19.4 por ciento.
A raíz de la reforma energética publicada el 20 de diciembre de 2013, Pemex dejó de tener el monopolio de la exploración, extracción, procesamiento y transportación de petróleo crudo, así como de productos refinados, incluido el combustible para las aeronaves.
Entre el 1 de enero de 2015 y mediados de junio de 2017, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) otorgó 48 permisos de importación de turbosina con fines de comercialización en la República Mexicana.
Como parte de ello, se dieron seis licencias. El monto más alto y autorizado para importar fue para la holandesa Vitol, con 9 mil 500 millones de litros de turbosina y una duración de un año a partir del pasado 8 de enero.
Con un monto menor, están también la irlandesa P.M.I. Trading; CFEnergía, filial de CFE; la estadounidense Valero Marketing and Supply Company; Pemex Transformación Industrial y la suiza Glencore con permiso para ingresar mil 740 millones de litros.
El volumen de combustible que pueden traer las seis compañías -a través de sus permisos- representa el 65 por ciento de la turbosina total que ha autorizado la CRE para la importación.