El consumo de refrescos disminuyó únicamente 3 por ciento desde 2014 a la fecha por el impuesto adicional a las bebidas azucaradas que entró en vigor hace dos años, lo cual equivale a 15 mililitros diarios menos por persona, de acuerdo con un estudio del Centro de Investigaciones Económicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
En conferencia de prensa con motivo de la presentación del análisis "La industria de las bebidas no alcohólicas en México", el especialista Daniel Flores indicó que los resultados arrojaron que el efecto del gravamen ha sido insignificante y regresivo.
Flores señaló que actualmente el consumo de refrescos por persona es de 350 hasta 550 mililitros diarios en temporadas altas como el verano, por lo que esos 15 mililitros menos equivalen a una cucharadita o un sorbo.
De igual manera, el estudio indica que la ingesta calórica se redujo en promedio 0.21 por ciento del consumo total de cada mexicano, que es de al menos 3 mil kilocalorías diarias, lo cual es mayor en 51 por ciento a lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"El impuesto también impactó la economía en general, pues se prevé que en 2014 la producción bruta del país cayó 6 mil 454 millones de pesos, al tiempo en que ocasionó la pérdida de al menos 10 mil puestos laborales", indicó.
El investigador explicó que la industria de las bebidas no alcohólicas representa alrededor de 0.61 por ciento de la producción en forma directa y un 0.46 por ciento de manera indirecta, es decir, a través de la vinculación con otros sectores de la economía. Por lo tanto, dicha industria contribuye en 1.1 por ciento del PIB.
El sector genera alrededor de 100 mil empleos directos, que son bien remunerados en la división refresquera, especialmente, pues son entre 20 y 40 por ciento más altos que en la industria manufacturera.
Por otra parte, dijo que por el impuesto se han recaudado 18 mil millones de pesos anuales.
Finalmente, manifestó que el consumo de refrescos no es la principal causa de obesidad en el país, pues ello se debe a diversos factores.
Los hogares mexicanos destinan alrededor de 2.7 por ciento de su gasto total a la compra de bebidas no alcohólicas.
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