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La cervecera artesanal que está alimentando algas con CO2 para reducir la contaminación

El proyecto Young Henrys está alimentando algas con CO2 generado por la levadura de la cerveza, algo que se podría reproducir en un futuro en las grandes productoras.

Una fábrica de cerveza artesanal de Sídney ha encontrado una solución en los ríos de Australia que podría neutralizar algunas de las emisiones de dióxido de carbono de la industria.

La fabricación de cerveza es un proceso intensivo en carbono. El CO2 generado por la levadura durante la fermentación para producir solo un paquete de seis cervezas tardaría dos días en absorberse. El proyecto Young Henrys, en colaboración con una universidad local, está probando un proceso para alimentar con el gas de efecto invernadero unos tanques de algas de río nativas de Australia que convierten el CO2 en oxígeno.

"Hay un escenario yin y yang realmente increíble", dijo Oscar McMahon, cofundador de Young Henrys, en una entrevista telefónica. "Un tanque de algas es capaz de crear la cantidad equivalente de oxígeno de una hectárea de arbusto australiano. Esa hectárea necesita mucho tiempo para crecer, mientras que podemos cultivar un tanque de algas en unas semanas".

Las cerveceras de todo el mundo han comenzado a tomarse su impacto ambiental más en serio. Carlsberg construyó su primera cervecería neutral en carbono en Falkenberg, Suecia, y más de una cuarta parte de la energía de la planta proviene del biogás generado por las aguas residuales. Anheuser-Busch InBev NV, fabricante de Budweiser, está comprando más energía de parques eólicos y solares como parte de un plan para funcionar completamente con energía limpia para 2025.

El proyecto Young Henrys está en sus primeras etapas, pero McMahon confía en que podría ampliarse para cervecerías más grandes. La tecnología también podría adaptarse para gestionar las emisiones en otras industrias, como la minería o la fabricación de productos químicos.

Si bien las algas se mantienen separadas de la cerveza durante la fermentación, McMahon y su equipo están experimentando con su uso para agregar color y sabor a la bebida, y planean introducir lotes de edición especial en los próximos meses.

La cervecería almacena las algas en tanques de 400 litros llamados biorreactores. En vista de que las algas se reproducen rápidamente, McMahon está explorando una variedad de opciones sobre cómo usar el exceso, incluido el uso como complemento alimenticio, fertilizante o como insumo en la fabricación de plásticos.

Otras compañías y grupos de investigación han trabajado en el uso de algas para combatir el cambio climático, desde los esfuerzos de Exxon Mobil para crear biocombustibles a base de algas, hasta emprendimientos de biotecnología como Helios-NRG en la Universidad de Búfalo. La mayoría se basa en hacer que la tecnología sea comercialmente viable mediante la producción de un producto comercializable, como Iwi Life, o ayudando a almacenar el carbono como aditivo del suelo.

McMahon no espera obtener grandes ganancias con su inversión en algas, pero tiene en la mira un premio mayor.

"Si se puede recordar a Young Henrys por cambiar algo en nuestra industria y permitir que otras cerveceras reduzcan sus emisiones carbono y las nuestras, eso sería realmente especial", agregó.

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