A juzgar por la forma en que habla Bill Ford, podría pensarse que él y Donald Trump son como dos viejos amigos que charlan todo el tiempo sobre autos, economía e impuestos.
"Cuando es necesario, siempre puedo comunicarme con él o él me llama", dijo el lunes Ford, el presidente de Ford Motor, en una entrevista en la Feria Internacional del Automóvil de América del Norte en Detroit. "Es muy accesible y está muy interesado".
Para el estadounidense medio, la saga Trump versus Detroit parece un asunto en extremo unilateral en el cual el presidente electo amonesta a los ejecutivos de la industria automotriz y los presiona para que reviertan los planes de trasladar empleos de los Estados Unidos a México.
Pero las declaraciones de Bill Ford, el bisnieto del fundador Henry Ford, proporcionan una ventana a otro importante aspecto de la relación: a cambio de dejarse convencer públicamente, los ejecutivos del sector tratan de forjar una estrecha relación con el gobierno de Trump y de llevarlo a adoptar buena parte de su lista de aspiraciones, que es una larga lista.
Los siguientes son algunos de los elementos clave:
Economía de combustible
Para el sector no hay quizás ningún tema más importante que las emisiones y la economía de combustible.
Las compañías automotrices presionan para que el gobierno de Trump les permita mayor flexibilidad en el cumplimiento del objetivo del presidente Barack Obama de 22 kilómetros por litro (50.8 millas por galón). El estándar era de 15 kilómetros por litro (35.3 millas por galón) el año pasado.
El presidente de General Motors para América del Norte, Alan Batey, manifestó su preocupación ante el hecho de que las regulaciones medioambientales obligan a las compañías a incorporar equipos caros que, según dice, "el cliente no pagará y, en muchos casos, ni siquiera aprecia". Una extensión del plazo reduciría parte de esa presión, dijo.
Impuestos
Volvo Car Group es una de las compañías automotrices que quiere que Trump baje los impuestos a las empresas estadounidenses, sobre todo ahora que Volvo incrementa mucho su presencia en el país al inaugurar una nueva fábrica en Carolina del Sur el año próximo. La tasa actual es de 35 por ciento y el plan de campaña de Trump era de 15 por ciento.
También Batey, de GM, y el máximo responsable de Ford, Mark Fields, mencionaron reducciones de impuestos.
La recompensa de combinar recortes de impuestos y desregulación será un mayor crecimiento, dijo Carlos Ghosn, presidente de Nissan Motor, quien ve una oportunidad para que las ventas mejoren tras registrar un desempeño récord en 2016.
Comercio
BMW, entre otros fabricantes de vehículos, quiere que Trump mantenga el libre comercio con México.
La empresa planea abrir una nueva planta en los Estados Unidos en 2019 para producir su sedán Serie 3, que exportará luego a todo el mundo. BMW también gastará mil millones de dólares en su planta de Carolina del Sur para fabricar más vehículos utilitarios deportivos.
Volvo quiere que se limite el comercio porque necesita "una estructura de producción global" y "un intercambio entre fábricas", dijo Hakan Samuelsson, máximo responsable de Volvo.
Infraestructura
Trump ha prometido gastar hasta un billones de dólares en los sistemas de agua, puentes, carreteras y otras infraestructuras .
Una parte de su plan es particularmente relevante para las empresas de automóviles: la incorporación de las nuevas tecnologías en el sistema de transporte de Estados Unidos para la próxima generación de vehículos, incluyendo automóviles de auto-conducción.
Si queremos hacer que la conducción autónoma sea una realidad las carreteras tendrán que tener el nivel adecuado de equipamiento, dijo el CEO de Fiat Chrysler, Sergio Marchionne.
Esto podría incluir el desarrollo de capacidad de mapeo más preciso y la inteligencia artificial que entiende el comportamiento humano a veces errático.
La administración Trump podría ayudar también a través de las normas que se aplican a todos los 50 estados para probar los coches de auto-conducción en carreteras abiertas. Michigan ya aprobó su propia ley.
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