Un consorcio que incluye a las mexicanas CICSA, parte de grupo Carso de Carlos Slim y a la constructora ICA, presentó este miércoles una oferta por el contrato para construir el edificio terminal del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
El consorcio también incluye a las empresas Promotora y Desarrolladora Mexicana (Prodemex), de Olegario Vázquez Aldir; La Peninsular -unidad de construcción de Grupo Hermes- de Carlos Hank Rhon; Constructora y Edificadora GIA+A (GIA), fundada por Hipólito Gerard; así como filiales de las empresas españolas Acciona y FCC -controlada por Slim-.
El consorcio competirá contra otros dos grupos: el de Mota-Engil México, Calzada Construcciones e Impulsora de Desarrollo Integral, Construcciones Aldesem, Construcciones Urales y Jaguar Ingenieros Constructores; y el que conforman Omega Construcciones Industriales, Construcciones Rubau y Desarrollo y Construcciones Urbanas,
El grupo que lidera ICA junto con Slim presentó la oferta más baja de 84 mil 828 millones de pesos.
La propuesta del consorcio de Mota-Engil México es de 90 mil 73 millones de pesos y el de Omega de 87 mil 500 millones de pesos.
El fallo se conocerá el 6 de enero del 2017 después de una evaluación de las propuestas técnicas y económicas recibidas, dijo el Gobierno.
OHL México, que se esperaba que presentara una propuesta, se abstuvo de participar en el concurso.
La terminal, que se estimaba requeriría unos 3,500 millones de dólares, es la joya del proyecto aeroportuario del presidente Enrique Peña Nieto, valuado en 13 mil millones de dólares.
Diseñado por el arquitecto británico Norman Foster y por Fernando Romero, yerno de Slim, se espera que el edificio terminal reciba a 68 millones pasajeros al año para cuando abra en 2020.
El grupo de Slim presentó la oferta económica más baja, de 84,828 millones de pesos (4,200 millones de dólares).
En septiembre Slim ganó una parte del proyecto de 361 millones de dólares para construir una pista para el nuevo aeropuerto.
Por su parte, ICA ganó en octubre un contrato de 371 millones de dólares para construir la losa de cimentación de la terminal y otro contrato sería una inyección de vitaminas para la empresa, que en 2015 empezó a caer en incumplimientos de pagos de intereses y batalló con bajos ingresos y altos niveles de deuda.
Con información de Reuters
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