En la Ciudad de México, los sonideros son pequeñas fiestas musicales en las que las personas suelen llevar su propio equipo a las plazas públicas para poner a bailar a las personas. Se trata de una práctica que ha estado en México alrededor de siete décadas en lugares como el parque del Kiosco Morisco, en la alameda de Santa María la Ribera.
El pasado 19 de febrero, los sonideros resonaron en redes sociales luego de que un grupo protestó bailando frente al departamento de Sandra Cuevas, alcaldesa de Cuauhtémoc, quien anunció que no permitiría que se sigan reuniendo como lo hacen desde hace más de 10 años en el Kiosco Morisco, donde la funcionaria tiene un departamento con valor estimado de 5 millones de pesos.
El momento se volvió viral, ya que personal de la alcaldía retiró con violencia a las personas que se manifestaban con bailes frente al domicilio de la alcaldesa, quien argumenta que la música a alto volumen molesta a los vecinos: “lastima los oídos de la gente”.
A raíz de ello, algunos internautas han criticado la decisión, ya que consideran a los sonideros un elemento cultural de la Ciudad de México
¿De dónde viene la tradición de los sonideros?
En 2009, la Revista Interdisciplinaria del Instituto Nacional de Antropología e Historia lanzó un apartado escrito por Ernesto Rivera Barrón en el que desglosa algunos de los detalles que explican los orígenes de los sonideros.
Es importante resaltar que, durante los primeros pasos de aquella práctica, se acostumbraba a escuchar música tropical proveniente o inspirada por otros países de Latinoamérica como Colombia. El fenómeno cultural llegó a la Ciudad de México en la década de los años 50.
En aquel entonces, la CDMX estaba pasando por un proceso de transformación que llevó a la creación de algunos de los barrios que se conocen hoy en día. En esos sitios comenzó a surgir la necesidad de ambientar las reuniones sociales con música.
Ernesto Rivera Barrón explica que antes, durante las reuniones de seres queridos o entre amigos, se acostumbraba a ir a misa para regresar a casa para merendar y convivir. Algo que en los años 50 cambió por la iniciativa de algunas familias de llevar la fiesta a sus patios, ya que no todas podían rentar un salón de eventos.
Sin embargo, para darle ambiente a estas pequeñas fiestas o reuniones se necesitaba de música en vivo. El sector de la población que podía contratar una orquesta era muy pequeño por lo que varias familias
“En ese tiempo la contratación de una orquesta solo podían hacerla las clases altas, por ello surge como alternativa la contratación de un sonido, que aparte de tener un menor costo tenía otras ventajas”, se relata en la revista del INAH”.
Esas ventajas consistían en:
- Tocar o promover todo tipo de música, como los éxitos en la radio.
- Acomodarse a un espacio más reducido.
- No tener tantos integrantes como una orquesta.
Los exponentes de estas prácticas comenzaron a denominarse como sonideros y para competir contra los otros tipos de entretenimiento hicieron uso del micrófono. Una pieza que permitió que los encargados de la música pudieran convertirse en una especie de maestros de ceremonias.
“Con el uso del micrófono pasaron de únicamente poner discos a ser parte importante de la fiesta como maestro de ceremonia”. Con el paso del tiempo la popularidad de los sonideros creció al punto que la práctica invadió varias de las colonias de la CDMX.
También han ido cambiando el tipo de música que usualmente utilizan, pero en general se caracterizan por el uso de canciones con ritmos latinos. Durante los fines de semana, es común ver los sonideros en plazas públicas y kioskos animando a la gente a bailar.
¿Por qué Sandra Cuevas quiere prohibir los sonideros en Kiosco Morisco?
De acuerdo con Sandra Cuevas, su conflicto con el grupo sonidero Colombia empezó hace cuatro meses cuando solicitó que el volumen de los bailes dominicales se bajara por quejas que supuestamente recibió de los vecinos de Santa María la Ribera.
“Hace un par de semanas tomé la decisión de pedirle al sonidero que disminuyera el volumen, a lo que respondió que no lo iba a hacer. Por esa razón tomé una segunda decisión que fue retirarlo de la Alameda Santa María la Ribera”, declaró Sandra Cuevas.
“No vamos a permitir que regrese ningún sonidero a Santa María la Ribera, esto para proteger los derechos humanos de todos los que viven alrededor del Kiosco Morisco. Lo correcto es garantizar la paz y tranquilidad, la gente que viene a bailar no se le está prohibiendo bailar, estamos dando dos opciones para que puedan seguir con esa actividad, uno es el Deportivo Cuauhtémoc y la Casa de Cultura que está a unos cuantos metros del Kiosco Morisco”, agregó.