En el libro Emma y la otras señoras del narco, la periodista Anabel Hernández relata un encuentro que ocurrió en 1984: según testigos, la cantante Lucha Villa se reunió con el narcotraficante Ernesto Fonseca Carrillo, conocido como Don Neto.
A través de entrevistas a personajes cercanos a los narcotraficantes, testigos directos y diversos documentos, Anabel Hernández trata de explicar en esta nueva publicación una de las piezas que conforma el sistema criminal en México: lo que ocurre “tras bambalinas” en el mundo del narcotráfico, en las vidas personales de los jefes de la droga.
El propósito de la periodista, quien lleva más de 20 años investigando el tema, es explorar las historias de las mujeres, las esposas, hijas, amantes.
“La presencia del género femenino — las mujeres que voluntariamente están dentro de la cúpula del narcotráfico— cubre la necesidad afectiva esencial que tienen incluso personas con un desorden psicosocial como los jefes de la droga [...] Ellas son el motor y a la vez son el objetivo. Son el alimento de la bestia”, escribe la periodista en su libro.
Lucha Villa y ‘Don Neto’
En el capítulo Las mujeres de Don Neto, Anabel Hernández cuenta la historia de varias mujeres que se relacionaron con Ernesto Fonseca Carrillo, originario de Badiraguato, Sinaloa, y uno de los líderes del Cártel de Guadalajara, y dirigía su negocio criminal con Rafael Caro Quintero y Miguel Ángel Félix Gallardo.
Una de las mujeres mencionadas es Luz Elena Ruiz Bejarano, conocida como Lucha Villa, una de las cantantes más importantes en la historia de la música ranchera.
Esa parte del libro fue escrita con base en las entrevistas que la autora realizó a dos testigos directos: el policía Jorge Godoy y el comandante Ramón Lira, quienes fueron escoltas personales de Don Neto. Hoy ambos están en el esquema de testigos protegidos del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Para los primeros años de la década de los 80 Don Neto era un conocido capo con amigos influyentes de la política, además en esa época tenía cuatro parejas oficiales: Ofelia Núñez, Rosa Esther Valencia, Rocío Cabañas y Guillermina. También eran famosas sus fiestas, a las cuales llegaban narcos de todo el mundo y hasta eran llevados cantantes famosos como Juan Gabriel.
De acuerdo con los testimonios recabados por Anabel, en 1984 Don Neto llegó en un automóvil blindado a una residencia, subió a una de las habitaciones del nivel superior y al poco rato su jefe de escoltas, Samuel Ramírez Razo, llegó con una señora, era Lucha Villa.
En ese entonces ella tenía 48 años, fama mundial, reconocida por sus papeles en el cine y por su gran voz.
“Era una mujer de edad madura, vestida elegantemente con una falda ampona, tableada, color verde menta, y una blusa bien abotonada en la que aun discreta se observaba un busto prominente. Con sus tacones blancos subió las escaleras como si nadie la observara”, escribe la periodista.
Se relata que Lucha Villa entró en la habitación con Don Neto y ahí estuvo durante cerca de dos horas. Godoy se quedó cuidando la puerta con la orden de que nadie abriera.
“Ya nomás ella salió, la vi bajando con una sonrisa y unas esmeraldas gigantes color verde, con anillos y esclavas a juego”, describió Godoy en entrevista con la autora. Lira agregó: “A las esposas las tenían bien, pero con las amantes eran muy generosos, ¡super generosos!”.
Según la investigación periodística, Don Neto y Caro Quintero acostumbraban cargar maletas con joyas que les vendían en el mercado negro o les llevaban desde Venezuela. Regalaban a las mujeres esmeraldas, collares, aretes, anillos, “debajo está siempre el hombre siniestro. Aunque el dinero y el poder muchas veces hacen que las mujeres a su alrededor se olviden de esto. Incluso mujeres de prestigio mundial”, expone la reportera.
Para Anabel, Don Neto y otros jefes del narco buscaban a las mujeres famosas porque eso alimenta su ego y los hacía creer que tenían acceso a lo inaccesible, con ello confirmaban su virilidad y su convicción de sentirse invencibles.
“Don Neto era un coleccionista de personas. Y se acercaba a ellas con dinero que venía del crimen y la crueldad en dimensiones grotescas. Se sentía propietario de las mujeres que entraban y salían del infierno donde él mandaba. Desde ahí ordenaba comprar flores para sus mujeres, pero también la muerte de inocentes”.
¿Qué pasó con Ernesto Fonseca Carrillo?
Don Neto fue detenido en 1985, estuvo en el Reclusorio Norte donde, detalla Anabel Hernández, “siguió la fiesta”, y era frecuentado por artistas.
Posteriormente lo llevaron a un penal de máxima seguridad y fue sentenciado a 40 años de prisión, pero en el 2016, cuando era presidente Enrique Peña Nieto, un juez le concedió prisión domiciliaria por razones humanitarias.
Tiene 91 años y vive en una lujosa residencia de Valle Escondido, Atizapán, Estado de México, agrega la periodista.