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Asesinato de John Lennon: ¿Qué personaje inspiró a Mark David Chapman?

Han transcurrido 41 años desde el asesinato del músico con una escena del crimen en donde una novela fue protagonista.

Mark David Chapman leyó 'El guardián entre el centeno' tras dispararle a John Lennon (Foto: AP / Gandhi)

El 8 de diciembre de 1980, Mark David Chapman le pidió un autógrafo a John Lennon antes de dispararle con un arma calibre 38. Cuando llegó la policía, el asesino permanecía sentado en la acera a pocos metros del cuerpo del músico a las afueras del Edificio Dakota, de Nueva York, con un libro entre las manos: El guardián entre el centeno.

La única novela de J.D. Salinger fue escrita en 1951 luego de diez años de trabajo. Su personaje principal, ‘Holden Caulfield’, inspiró a Chapman al contar relatos de una tormentosa vida entre la infancia y la adolescencia. Es por ello que el asesino había escrito con su puño y letra la frase “Esta es mi declaración” en sus primeras páginas.

Aunque en el libro su protagonista fantaseaba con matar a una persona, su acérrimo seguidor lo llevó a la acción. Ambos consideraban a los adultos como ‘falsos’ y mantenían un rechazo a la sociedad: en el caso de Caulfield al ser expulsado del colegio y tener que deambular por las calles, todo en un relato en primera persona, con el que fue más fácil que Chapman pudiera identificarse.

Tal vez Chapman pensó que Lennon había traicionado la esencia de Los Beatles y por lo tanto a él. Lo que el asesino dejó en claro es que desde su punto de vista, el texto contenía muchas respuestas y quería que más personas lo conocieran.

Poco antes de escuchar la sentencia del juez –de 20 años de cadena perpetua-, el autor del crimen citó un pasaje de la obra, con una de las frases más populares del personaje que en algún momento imaginó ser.

“Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura”.

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