Guillermo Arriaga y Alejandro González Iñárritu han escrito juntos una historia en el cine mexicano gracias a su mancuerna en películas como Amores Perros, 21 Gramos y Babel, pero su relación el día de hoy es distinta pues han perdido la comunicación e incluso el guionista ha asegurado que la idea detrás de El Renacido se la dio él mismo.
En una entrevista con el diario El País, Arriaga confesó su gusto por ser cazador, actividad que ejerce desde muy chico gracias a que acompañaba a su padre en actividades como el picnic y el montañismo los domingos.
Uno de los recuerdos en su mente es la de un rompecabezas de un ser humano frente a un oso pardo, con un cuchillo como lo único que tiene para defenderse. Justamente es la imagen que da inicio al filme con el que Iñárritu ganó el Oscar en 2016 como mejor director.
“La idea, sí (es mía). Obviamente. No he visto la película, pero yo le he contado esa idea y mi obsesión por la misma, así que me robó mi mundo. Él no es un tipo de cacerías ni de monte. Nada de eso”, afirmó en entrevista para el medio español.
Sin embargo, el conflicto entre los dos viene de tiempo atrás, cuando Arriaga solicitó que en los créditos de dichas películas estuvieran los nombres de ambos. Para la primera de ellas, Amores Perros, Guillermo se inspiró de su perro de ojos amarillos llamado ‘Coffee’ para una trilogía que escribió para dirigir, aunque Iñárritu le propuso que fuera él quien dirigiera.
“Se lo di con una condición: que firmáramos los dos, como hacen los hermanos Coen, no es nada raro. Estaba ya inventado. Este era un proyecto muy personal. Participé en todos los procesos: el montaje, el casting e hicimos un pacto entre caballeros que él no respetó. Le insistí en que debía ser un proyecto de dos, en que habláramos de las películas como nuestras. Pero no lo respetó”.
Aunque la relación siguió con dos filmes más, Guillermo Arriaga argumentó que ahora está ‘completamente resquebrajada’. A él no le interesa más ver sus películas, no se hablan y de su parte no habrá un intento de reconciliación.
“Me dijo: ‘Mick Jagger y Keith Richards no se hablan, pero los Rolling Stones son mejores juntos que separados. No necesitamos ser amigos para trabajar’. Todo resulta mucho más complejo, no se reduce a disparidad de criterios, hay repartos de derechos por medio, cosas así. No se trata de un asunto de narcisismo. Yo siempre defendí el espíritu colectivo de las películas. Yo no trabajo para directores, sino con directores”, refirió sobre ls historias en las que afirma puso su vida, sangre y huellas dactilares. “No entregué cualquier cosilla. No era simplemente un trabajo”, agregó.