Los jóvenes votantes estadounidenses piensan que el presidente Joe Biden es demasiado viejo. Están disgustados por la guerra de Israel en Gaza y frustrados por la condonación de los préstamos estudiantiles. Pero una persona podría ayudar a Biden: Taylor Swift.
La omnipresente estrella del pop ha dominado la vida estadounidense durante el último año, desde su gira de conciertos que ha batido récords -y que algunos creen que ha ayudado a Estados Unidos a evitar la recesión- hasta sus apariciones en partidos de la Liga Nacional de Fútbol Americano en apoyo de su novio Travis Kelce, que juega en los Kansas City Chiefs.
Su esperada asistencia a la Super Bowl del mes que viene ha aparecido en la cobertura del partido, que es sin duda el acontecimiento más visto en Estados Unidos.
¿Por qué Taylor Swift es clave para Biden?
Hay muchas razones para creer que su popularidad podría convertirse en una fuerza política. Según una encuesta realizada esta semana por Newsweek, un 18% de los votantes estadounidenses, entre ellos unos 3 de cada 10 jóvenes, se mostrarían más dispuestos a votar a un candidato respaldado por Swift.
En 2016, Swift se mordió la lengua y no apoyó a Hillary Clinton. ¿Se arrepintió? Hoy en día, Swift tiene aún más voz e influencia.
Es conocida su aversión al expresidente Donald Trump. Lo denunció por “avivar el fuego de la supremacía blanca y el racismo” en un tuit de 2020. Su poder para llevar a la gente a votar también es evidente. En septiembre, Swift instó a sus seguidores en Instagram a registrarse, y Vote.org informó de unos 35.000 registros posteriores.
La cuestión es si esta vez se lanzará al ruedo con todo lo feo que eso conlleva. La Casa Blanca se está alineando seriamente con los suifties. Pidió medidas al Congreso y a las empresas de medios sociales después de que la semana pasada se difundieran en X fotos deepfake de la superestrella.
Con la contienda electoral presidencial pareciéndose cada vez más a una gerontocracia, los aliados de Trump y los medios conservadores están alborotados por Swift.
Que una estrella del pop pueda decidir el resultado de las elecciones estadounidenses puede parecer una exageración, pero ahora mismo -lo quiera ella o no- podría hacerlo.