En Guanajuato, el icónico balcón del emblemático Callejón del Beso, ese a donde los enamorados llegan para sellar su amor, fue cerrado al público.
Se trata del llamado ‘Balcón de Ana’, donde todos los días parejas de turistas subían para tomar la clásica fotografía dándose un beso, frente al balcón de otra casa que está a solo unos centímetros de distancia.
Es la segunda vez en 27 años que es cerrado al público este icónico lugar. Durante la pandemia del COVID fue la primera vez en este lapso que dicho espacio fue cerrado.
Se trata de uno de los sitios más representativos y más visitados de Guanajuato capital por turistas nacionales y extranjeros durante todo el año.
El icónico balcón del Callejón del Beso fue cerrado a los turistas la noche del pasado sábado 28 de mayo, en protesta por el acoso de fotógrafos.
Norma Luz Gámez Moncada, propietaria de ‘El Balcón de Ana’, informó a los medios de comunicación que ha denunciado, incluso penalmente, el acoso de fotógrafos de esta zona, que se consideran exclusivos para explotar imágenes y no la dejan trabajar a pesar de ser un negocio establecido.
La propietaria del inmueble histórico dio los siguientes motivos por los cuales decidió cerrar el icónico balcón del Callejón del Beso.
- Oídos sordos de las autoridades ante peticiones y demandas, en especial aquellos sobre acoso y violencia contra el personal del balcón haciendo énfasis a las mujeres trabajadoras.
- Hartazgo ante la impunidad e injusticia, ya que a pesar de las denuncias penales existentes ante el Ministerio Público y las autoridades regulatorias nada ha cambiado.
- Los estragos causados en la salud tanto física como mental, debido a los ataques verbales y físicos, el estrés causado y las constantes incidencias que han afectado de manera continua el bienestar del personal.
- La desigualdad de oportunidades para la oferta y promoción de sus productos, que ponen a la propietaria y generan una desventaja económica muy grande.
- El hostigamiento al turista y la falta de información a la clientela que genera confusión y enojo a los mismos, llegando a causar conflictos.
Los fotógrafos de la zona rechazaron los señalamientos y manifestaron que se trataba de un conflicto económico sobre la toma de fotografías en el Callejón del Beso.