La violencia ha vuelto a sacudir a Acapulco (Guerrero). Tres cuerpos, escupidos por el mar, aparecieron en las playas de la joya turística este fin de semana.
De acuerdo con los informes, el primer cadáver se encontraba flotando en las aguas de la playa Condesa, atado de pies, sosteniendo un ancla de cemento. Este fue hallado por los turistas, la tarde del sábado 12 de noviembre.
El segundo sujeto apareció en el mismo sitio boca arriba y sin ninguna atadura. Luego del llamado, las autoridades de la fiscalía recogieron los cuerpos; sin embargo, no cerraron la playa.
Para la mañana de este domingo 13 de noviembre, cuando los bañistas todavía no superaban el clima de violencia, un tercer cadáver apareció en la playa Icacos, poco más de dos kilómetros de donde se encontraron los otros dos cuerpos. La policía confirmó que este cuerpo tenía impactos de arma de fuego en la nuca.
En la joya turística de Guerrero, los asesinatos son una moneda común.
Acapulco, del ‘paraíso al infierno’
El hallazgo de tres cadáveres en las playas de Acapulco, por desgracia, no es nuevo en el puerto que, pese a ser uno de los principales polos de atracción no sólo de inversiones de la industria, sino de visitantes nacionales y extranjeros, es también uno de los municipios más violentos, el cual en 2016 se ubicó como el primer lugar nacional en homicidios dolosos y en 2018 como uno de los tres con más asesinatos –sólo después de Tijuana, Baja California, y Ciudad Juárez, Chihuahua– al registrar 845 homicidios y concentrar 40.5 por ciento de los asesinatos en Guerrero. Aunque con la pandemia se redujeron los homicidios, la violencia política ha venido a nublar la contienda electoral.
El clima de inseguridad en Acapulco se remonta a cuando Félix Salgado Macedonio fue alcalde entre 2006-2008, cuando tuvo que vivir, en los últimos meses de su gestión, “atrincherado” y “arrinconado” en una casa de seguridad, custodiada todo el tiempo por alrededor de 60 policías municipales, mientras la ciudad se la disputaban las bandas del crimen organizado.