La familia Zacarías Meza solía recibir fotos de atardeceres en el mar y de ballenas y delfines que le enviaba su hijo, un ingeniero embarcado en un buque mercante a miles de kilómetros en el Mar Rojo. Todo cambió con un mensaje de WhatsApp que llevó hasta su casa, en el este de México, una noticia angustiosa: su hijo estaba secuestrado.
Arturo Zacarías Meza, de 31 años, es uno de los 25 tripulantes del buque Galaxy Leader que permanecen como rehenes de un grupo de rebeldes hutíes de Yemen que el pasado domingo se apoderó de su barco, vinculado a Israel, mientras navegaba por una importante ruta marítima en el Mar Rojo.
El grupo armado dijo que continuará atacando embarcaciones ligadas a Israel y que estén en aguas internacionales hasta que termine su guerra contra Hamas.
La madre de Zacarías, María Teresa Meza, todavía no entiende muy bien lo que está pasando. “Ellos no tienen nada que ver con el conflicto que está sucediendo, ellos no tienen la culpa de estar en esa situación... Ellos están trabajando”, señaló Meza el martes desde Misantla.
Hasta su pequeño pueblo de montaña, en el estado de Veracruz y a unos 30 kilómetros de la costa del golfo de México, han llegado noticias de la guerra entre Israel y Hamas, pero la mujer de 53 años reconoce que sabía poco del contexto de dicho conflicto hasta que les pegó tan de cerca.
“Estamos en un mar de angustias sin poder hacer nada”, explicó Meza.
Junto a una estatuilla de la virgen de Guadalupe está la fotografía de su hijo. Con rosarios en la mano y veladoras encendidas, la familia reza para que el joven sea liberado y que no le pase nada malo.
Zacarías Meza se embarcó el 4 de junio y desde entonces no había dejado de enviar mensajes y fotos que mostraban su alegría por conocer nuevos puertos en otros países del mundo. “Desde chiquito creció en el agua”, recordó su madre. “Él siempre decía que quería conocer el mundo a través del mar. Siguió y persiguió esta carrera hasta que lo logró”.
El día siguiente a la toma del barco, un representante legal de la naviera les envió el mensaje que informaba escuetamente de lo ocurrido. Desde entonces la única información que han recibido es que el joven se encuentra incomunicado en un camarote del barco carguero, además de las imágenes que han inundado las redes.
“Es de película”, comentó José de Jesús Zacarías, hermano menor de Arturo, al comentar el video que fue difundido por los rebeldes hutíes. “Como lo ve uno en las películas, así pasa exactamente”.
En las grabaciones emitidas por la televisión Al Massira, que la familia ha visto una y otra vez, aparece un helicóptero pintado con las bandera yemení y palestina que se posa sobre el buque y desde el que descienden una decena de combatientes enmascarados y armados con rifles de asalto.
Al inspeccionar el buque, los asaltantes entraron a la cabina de mando donde se encontraban unos cuatro tripulantes, que alzaron los brazos sin oponer resistencia al ser amenazados a punta de pistola. Aunque no identificaron a Zacarías Meza entre los tripulantes, la familia afirmó que tiene conocimiento de que él se encontraba en la embarcación.
El operador japonés del buque, NYK Line, declaró que el buque no llevaba carga en el momento del secuestro y que sus tripulantes proceden de Filipinas, Bulgaria, Rumanía, Ucrania y México.
Arturo Zacarías es un hombre ‘aventurero y apasionado’
El gobierno de México informó en un comunicado que en el buque hay dos nacionales mexicanos y dijo estar realizando gestiones diplomáticas con otros países involucrados para confirmar la situación de la tripulación y lograr la liberación de los rehenes.
Sin embargo, en la casa de Zacarías Meza se palpaba el martes la angustia. “Es una impotencia no saber nada de mi hijo, yo ya lo quiero tener aquí en mi casa sano y salvo”, suplicaba su madre tras pedir a las autoridades redoblar esfuerzos para liberarlo.
Según Gregory D. Johnsen, experto en Yemen del Arabian Gulf States Institute de Washington, los rebeldes hutíes han amenazado en repetidas ocasiones con atacar barcos israelíes en aguas de Yemen para mostrar apoyo a sus benefactores iraníes y para intimidar a rivales locales.
Su hermano explicó que Arturo les contaba poco de su trabajo pero sí sabían que su contrato acababa el 30 de noviembre y que luego tenía pensado regresar a su casa para pasar las navidades con la familia.
El joven estudió en la Escuela Náutica Mercante de Veracruz. Su familia lo describe como un hombre aventurero y apasionado de las motos. Su unión con los suyos la dejó plasmada en un tatuaje que se hicieron él y su padre y dice: “Familia, donde la vida comienza y el amor nunca termina”.
La fotografía de su graduación junto a sus compañeros de generación portando el uniforme está colgada en la pared de la sala de su casa como un trofeo para sus padres.