Sicarios persiguieron y ejecutaron al comandante José Guadalupe Medrano, segundo al mando en Operaciones del Centro de Readaptación Social número Uno de Chihuahua.
Tras el asesinato, las corporaciones de seguridad entraron en fase de alerta y establecieron ‘código negro’ al interior del penal, por lo que se suspendieron visitas y los reos fueron recluidos en sus celdas, sin poder salir a las áreas comunes.
Jose Guadalupe Medrano pertenecía a la Secretaría de Seguridad Pública Estatal adscrito al Centro de Readaptación Social (Cereso) Número Uno.
Entre las líneas de investigación está el reciente traslado de reos del fuero federal a penales de alta seguridad a cargo del Gobierno de la República.
La persecución y el ataque contra el comandante Medrano se registraron al sur de la ciudad, en las inmediaciones del Boulevard Juan Pablo II y la calle 85.
La víctima tripulaba una pick up Chevrolet Silverado de color gris, que se impactó en contra de una empresa comercial, derribando una puerta de metal.
El vehículo presenta varios impactos de bala, que le arrebataron la vida al elemento de Seguridad Pública Estatal.
Peritos que acordonaron el área e hicieron el levantamiento de la escena del crimen aseguraron 20 casquillos calibre .223, así como 10 casquillos calibre .9mm.
Al lugar de la ejecución acudieron elementos de la Guardia Nacional, Policía Municipal, Policía Estatal y Fiscalía General del Estado.
El traslado de reos en Chihuahua
Durante la madrugada del pasado 5 de marzo fueron trasladados 209 reclusos de los Centros de Readaptación Social 1,2, y 3, ubicados en el Estado de Chihuahua, con destino a penales federales.
En esa ocasión, el secretario de Seguridad Pública Estatal (SSPE), Gilberto Loya Chávez, informó que del penal número Uno con sede en Chihuahua capital fueron trasladados 121 internos, mientras que del 3, ubicado en Ciudad Juárez, se sacaron 83 y de la Unidad de Bajo Riesgo (número 2) solamente se movieron a 10.
El funcionario estatal mencionó que los internos ya estaban sentenciados por delitos relacionados a la portación de armas de fuego, cartuchos, tráfico de droga y secuestro, además de estar considerados como generadores de violencia desde el interior del penal.
Los internos fueron trasladados a diversos penales de índole federal, ubicados en Sonora, Sinaloa, Durango, Michoacán y en el estado de México, en el centro penitenciario conocido como El Altiplano.