El Congreso de Michoacán aprobó el martes reformas a la Ley de Educación para garantizar el ejercicio pleno del derecho a la educación en torno a la menstruación y el acceso a los productos de gestión menstrual en las escuelas públicas.
El dictamen fue presentado por la Comisión de Educación, que preside el diputado Antonio Madriz, también promotor de la iniciativa, y es integrada por Tere Mora y Octavio Ocampo.
Te explicamos de que trata esta reforma para una #MenstruaciónDigna:
-"La gratuidad de los productos de gestión menstrual es una necesidad y oportunidad real para reducir la brecha de género a la que se enfrentan todas las niñas, adolescentes y mujeres en nuestro estado", señalaron los legisladores.
-Se modificaron las fracciones XIV, XV y se adicionaron la fracción XVI del artículo 29; se modificaron la fracción X del artículo 53 y se modificó la fracción VIII del artículo 112, todos de la Ley de Educación del Estado de Michoacán de Ocampo.
-Con esto las autoridades de educación deben garantizar, desde una perspectiva de género, la educación menstrual.
-Deben facilitar el acceso gratuito a los productos de gestión menstrual para niñas y mujeres en las escuelas públicas pertenecientes al Sistema Educativo Estatal.
-Además, en los planes y programas de estudio deberán contener, de acuerdo con el nivel educativo, educación sexual integral y reproductiva que implica la educación menstrual, el ejercicio responsable de la sexualidad, la planeación familiar, la maternidad y la paternidad responsable, la prevención de los embarazos adolescentes y de las infecciones de transmisión sexual.
-En tanto, los maestros tendrán derecho a recibir becas, alimentos, productos adecuados para la gestión menstrual, tales como, toallas sanitarias desechables y de tela, tampones, copas menstruales o cualquier otro bien destinado a la gestión menstrual.
-En el proyecto presentado por Madriz señala que una mujer a lo largo de su vida gasta aproximadamente 28 mil pesos en productos menstruales.
-Agrega que no tener acceso a toallas sanitarias, tampones y/o copas menstruales, así como a información adecuada y a atención médica especializada, sumado al estigma social sobre la menstruación, aumenta las probabilidades de ausentismo y deserción escolar, infecciones y precarización económica por lo tanto priva a las niñas, adolescentes u otras personas menstruantes acceder a un derecho tan básico como la educación.
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