Integrantes de diversas organizaciones civiles rodearon con más de cuatro mil 500 veladoras el Palacio de Gobierno del estado de Chihuahua en exigencia de justicia por el asesinato de Marisela Escobedo, ocurrido hace 10 años en las puertas de este inmueble.
El evento "4 mil velas para Marisela" fue convocado por el Centro de Derechos Humanos para las Mujeres (Cedehm) para recordar que el caso aún no ha sido resuelto por las autoridades.
Gabino Gómez, asesor del Centro, urgió a la Fiscalía de Chihuahua a que reabra la investigación, toda vez que el verdadero asesino de Marisela sigue libre; "es un caso en impunidad", sostuvo.
Recordó que durante la administración de César Duarte fue detenido y sentenciado José Enrique Zavala alias "El Wicked" como el autor material del crimen, quien luego apareció muerto en su celda, con lo que se dio por concluida la investigación.
Gómez señaló que dicha persona en realidad no fue quien disparó contra Escobedo, "por eso llevamos el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), alegando que es un caso de impunidad, que no es cierto que el gobierno haya resuelto el asunto".
En la demanda hecha a la CIDH, exigen se le requiera al gobierno de Chihuahua que reabra las investigaciones porque un testigo de los hechos vio de frente el rostro del asesino poco antes de que cometiera el crimen.
Señaló que el criminal incluso está identificado y en su momento, fue ubicado en la ciudad de El Paso, donde reside, pero la Fiscalía de Chihuahua nunca actuó para investigarlo.
El activista dio a conocer que a más tardar en el mes de febrero próximo, las autoridades estatales deberán responder a la petición realizada a través de la CIDH sobre la reapertura del caso y se establecerá si se reabren las averiguaciones o definitivamente queda cerrado.
El homicidio de Marisela ocurrió poco después de las 20:00 horas del 16 de diciembre de 2010, cuando un solitario pistolero se acercó al campamento en que ella pernoctaba en la Plaza Hidalgo frente al Palacio de Gobierno para exigir justicia por el feminicidio de su hija, Rubí Marisol Freyre, acontecido dos años atrás.
En su intento por escapar, Marisela corrió hacia la puerta principal del palacio para pedir auxilio a los vigilantes, pero a pocos metros de llegar cayó sin vida sobre la acera, tras recibir un disparo en la cabeza.