Antes de ocupar el asiento del conductor del Audi R8 2020 el mes pasado en Los Ángeles, admito que sentí escepticismo. Había conducido este automóvil en 2016 y pensé que no habría nada nuevo que ver aquí.
En los 14 años desde el lanzamiento de la versión de producción, Audi ha adoptado un enfoque casi directo a su insignia línea coupé. Además de la tecnología habitual y los ligeros ajustes aerodinámicos y de conducción integrados sutilmente cada año, y una cirugía facial de segunda generación en 2012 con una nueva variante llamada V10 Plus, el R8 se ha mantenido relativamente sin cambios tanto en el estilo exterior como en el rendimiento detrás del volante.
Hasta aquí, es más probable olvidarse por completo del Audi R8 que considerarlo como la posible nueva y emocionante incorporación al garaje de tus sueños.
Pero sería un gran error. El R8 V10 Performance Coupé de 195 mil 900 dólares (3 millones 679 mil 2 pesos) es perfecto para la vida cotidiana en las calles, pero con una actitud que irradia festividad cada vez que se presiona el acelerador.
Conducirlo de nuevo este año fue como regresar y escuchar a Muddy Waters tocar la guitarra y recordar lo genial e influyente que fue para bandas como los Rolling Stones y Led Zeppelin. No necesitaba movimientos de baile o luces extravagantes para potenciar su genialidad. Es estable, inmutable, icónico.
Mientras conduje el R8 V10 Performance 2020 en Ascari Blue Metallic (un azul bien intenso) hace poco durante una semana en el centro de Los Ángeles, Beverly Hills y Malibú, recordé nuevamente su estilo superior, su elegancia y los impecables sistemas de entretenimiento y navegación.
Hay muchas razones por las que Marvel Comics lo seleccionó para ser el glamoroso auto que el héroe Robert Downey Jr. conduce como Iron Man. Este es un automóvil fabricado por adultos, para adultos, sin necesidad de rugir y llamar la atención, visual o de cualquier otro tipo.
Conduje el R8 por Ángeles Crest, una carretera bastante oculta que los entusiastas de la conducción de Los Ángeles usan para emociones fuertes. En el camino por su pendiente de mil 829 metros, me encantó la visibilidad desde los lados y la parte delantera del automóvil, no es poca cosa para un auto deportivo de dos asientos.
El refinado rugido del motor no es tan fuerte como para molestar a los vecinos, pero es suficiente para que la gente sepa que estás allí. El volante también estaba sincronizado de manera innata con mis ojos, manos e intenciones en todo momento.
Tres nuevos elementos este año hacen que sea más fácil distinguir entre este R8 y el de generaciones pasadas: una rejilla tipo panal completamente nueva, tubos de escape ovalados en lugar de redondos y un alerón posterior más afilado. El glorioso exterior azul es exclusivo de los modelos Performance 2020, al igual que los logotipos de los anillos de Audi ennegrecidos y dos nuevos colores interiores, plata pastel y marrón palomino.
Me encantó la perfecta sincronización de los dos puertos USB, la interfaz del teléfono inteligente y otros sistemas de cabina en configuración con mi teléfono, la navegación, el audio y la comodidad. El simple hecho de que la tecnología en un automóvil funcione de manera rápida e impecable, incluso en los llamados automóviles de lujo, es menos común de lo que uno pensaría.
El R8 se ha ganado mi respeto por su equilibrada y hermosa conducción. Está fabricado de inicio a fin con el estilo perdurable de una obra maestra artística. Es una posición bien merecida, incluso si ese tipo de fiabilidad sólida significa que la damos por sentada de vez en cuando.