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La Inteligencia Artificial y la suplantación de identidad

La tecnología ‘deepfake’ emplea redes neuronales generativas para crear imágenes, videos y audios hiperrealistas.

La IA es una herramienta que ha revolucionado desde la salud hasta la educación, pero también ha sido empleada para efectuar delitos cibernéticos. Uno de los usos más preocupantes es la suplantación de identidad conocido como “identity spoofing, empleado por criminales mediante la manipulación de imágenes, sonido y rasgos faciales para escalar en sus niveles delictivos y volverse más lucrativos.

La tecnología deepfake emplea redes neuronales generativas (GANs, por sus siglas en inglés) para crear imágenes, videos y audios hiperrealistas (voz clonada); con el objetivo de simular que en un video parezca que la persona instruya acciones específicas como operaciones bancarias o transferencias de datos que generan ganancias económicas para los delincuentes.

Según un informe de la firma de seguridad cibernética Deeptrace, en 2019 el número de videos deepfake se multiplicó de manera alarmante en comparación con 2018 y el 96 por ciento de ese material tenía contenido pornográfico falso. Los delincuentes están aprovechando esta modalidad para suplantar la identidad de figuras públicas, empresarios y personas de interés, lo que genera consecuencias devastadoras en términos de fraude financiero, extorsión y daño a la reputación.

En 2020, el atacante utilizó un video manipulado para hacerse pasar por el CEO de una empresa europea y ordenó una fuerte transferencia de dinero a cuentas controladas por los delincuentes. Esta modalidad de estafa es conocida como fraude de “Business Email Compromise” (BEC) y ha crecido exponencialmente en los últimos años, por la capacidad de engañar tanto a los sistemas automáticos como a los empleados humanos que no están entrenados para identificar este tipo de suplantación.

Las tecnologías de sintetización de voz emplean redes neuronales para imitar el tono, ritmo y características únicas de la voz de una persona, este tipo de fraude es conocido como “voice spoofing” y ha sido ejecutado en ataques a sistemas bancarios, donde los delincuentes llaman a los bancos o instituciones financieras y se hacen pasar por clientes legítimos para realizar transacciones fraudulentas.

La IA también ha facilitado la creación de documentos falsificados con alta calidad, generando una gran demanda en pasaportes, contratos y títulos falsos, así como actas de nacimiento que imitan con precisión los originales.

Estos ataques de suplantación de identidad dañan profundamente las finanzas, reputación y seguridad de las instituciones y usuarios que son víctimas de este delito; la facilidad con que se pueden manipular identidades digitales podría hacer que muchas personas reconsideren el uso de tecnologías emergentes como la biometría o el reconocimiento facial, aunque estas sean en principio más seguras que las contraseñas tradicionales.

La inteligencia artificial empleada con fines delictivos ha revolucionado el campo de la suplantación de identidad, haciendo que los delincuentes cibernéticos tengan herramientas más poderosas y precisas para cometer fraudes. Aunque la IA tiene un gran potencial para mejorar nuestras vidas, también plantea serias amenazas en manos equivocadas. La combinación de tecnologías de detección avanzadas, educación del usuario y mejoras en los sistemas de seguridad es esencial para mitigar los riesgos asociados con la suplantación de identidad y proteger tanto a individuos como a empresas frente a los delincuentes digitales del futuro.

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